La Piedra Franca© - 4
Una Historia Masónica

José Schlosser

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ESTATUTOS DE LOS CANTEROS DE BOLOÑA DE 1248

Reproducimos aquí los 45 artículos de los Estatutos de albañiles y carpinteros de la ciudad de Bolonia, documento poco difundido pero de gran importancia para el estudio de la masonería operativa desde un punto de vista paneuropeo. El artículo 46 forma parte de la "Adiciones a los estatutos de los maestros" cuyos demás artículos consideramos repetitivos.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El año del Señor de 1248, indicción sexta.
Estatutos y reglamentos de los maestros del muro y de la madera.

He aquí los estatutos y reglamentos de la sociedad de los maestros del muro y de la madera, hechos en honor de Dios, de Nuestro Señor Jesucristo, de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos, y para el honor y el buen estado de la ciudad de Bolonia y de la sociedad de dichos maestros, respetando el honor del podestá y capitán de Bolonia que la gobierna o gobiernan o gobernarán en el futuro, y respetando los estatutos y reglamentos de la comuna de Bolonia hechos y por hacer. Y que todos los estatutos que siguen se apliquen en adelante a partir del día de hoy, el año 1248, indicción sexta, el octavo día de agosto.

1.- Juramento de estos maestros

Yo, maestro de la madera y del muro, que soy, o seré, de la sociedad de dichos maestros, juro, en honor de nuestro Señor Jesucristo, de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos, y en honor del podestá y capitán que es ahora o serán en el futuro, y para el honor y buen estado de la ciudad de Bolonia, aceptar y obedecer las ordenes del podestá y capitán de Bolonia y de todos los que sean gobernantes de la ciudad de Bolonia, aceptar y obedecer todas y cada una de las órdenes que me den el macero1 y los oficiales de la sociedad de los maestros de la madera y del muro, o uno de ellos, por el honor y el buen nombre de la sociedad, y conservar y mantener la sociedad y los miembros de la sociedad en buen lugar, y de guardar y mantener los estatutos y reglamentos de la sociedad tal y como están regulados ahora o lo serán en el futuro, con respeto en todo a los estatutos y reglamentos de la comuna de Bolonia, estando precisado que me obligo a ello desde mi entrada, y que seré libre al salir.

1 Maestro de Obras, lo que sería hoy el Venerable Maestro (N.A.).

Y si soy llamado a dirigir la sociedad, no rehusaré, sino que aceptaré la dirección y en conciencia dirigiré, conduciré y preservaré la sociedad y a los miembros de la sociedad. Y repartiré equitativamente las tareas entre los miembros de la sociedad según lo que yo y el consejo de maestros juzguemos conveniente. Y daré y haré dar las sanciones que comportan los estatutos de la sociedad y, en ausencia de reglas estatutarias, impondré las sanciones según la voluntad del consejo. Y todas las sanciones que inflija por cualquier hecho que sea, las haré escribir en un cuaderno y las trasmitiré y daré al macero de la sociedad. Y las sanciones, los fondos o sueldos de la sociedad, los estatutos, y todo lo que de los fondos de la sociedad esté en su poder, y todos los escritos o escrituras referidas a la sociedad, el macero está obligado, en el término que establecen los estatutos, a trasmitirlos y entregarlos al macero sucesor en la asamblea de la sociedad, bajo pena de una multa de veinte sueldos boloñeses. Y los inspectores de cuentas están obligados a controlar esto y a pronunciar una sanción en la asamblea de la sociedad a menos que se lo impida una decisión del consejo de la sociedad unánime o por mayoría, o porque exista una buena razón. Y si, como oficial, quiero imponer una contribución para los gastos de la sociedad, expondré en primer lugar la razón al consejo, y ésta será impuesta como decidiere el consejo unánimemente o por mayoría.

2.- De los insultos contra los oficiales o el macero

Estatuimos y ordenamos que si alguno de la sociedad dice palabras injuriosas contra los oficiales o el macero o contra el notario, o si los acusa de mentir, que sea sancionado con el pago de 10 sueldos boloñeses.

3.- Penas a los ausentes que fueron convocados a un lugar determinado

Estatuimos y ordenamos que si alguno es convocado por los oficiales, el macero o el nuncio a venir al lugar donde la sociedad se congrega, está obligado a venir cada vez y tan frecuentemente como se le pida u ordene, bajo pena de una multa de seis denarios. Estatuimos y ordenamos que cada uno está obligado a venir al lugar donde la sociedad se congrega cada vez y tan frecuentemente como le sea ordenado o pedido por los oficiales o el macero o el nuncio, bajo pena de una multa de VI denarios boloñeses. Y si no fuera requerido, que cada uno esté obligado a venir el penúltimo domingo del mes, sin convocatoria, de buena fe, sin engaño ni fraude. Que no solamente esté obligado a ello por juramento, sino que incurra en penalización incluso si no se le ha ordenado venir. Y si ha llegado a un lugar donde la sociedad se reúne y se va sin autorización del macero o de los oficiales, que pague a título de multa doce denarios boloñeses. A no ser que, en ambos casos, haya tenido un impedimento real, o a menos que haya estado enfermo o fuera de la ciudad o [en servicio] por la comuna de Bolonia, en cuyos casos, y en otros casos también, puede invocar como excusa el juramento de obligación de servicio. Y si él se excusa engañosamente, que sea sancionado con 12 denarios.

4.- Elección de oficiales y del macero y reuniones de la sociedad

Estatuimos y ordenamos que la sociedad de los maestros de la madera y del muro está obligada a tener ocho oficiales, así como dos maceros, a saber, uno por cada oficio de la sociedad; y deben ser repartidos equitativamente entre los barrios, y elegidos por listas en la asamblea de la sociedad de manera que en cada barrio de la ciudad haya dos oficiales, a saber uno por cada arte. Y que los oficiales, con el macero, permanezcan seis meses y no más. Y que estén obligados a hacer que la sociedad se reúna y se congregue el segundo domingo de mes bajo pena de una multa de tres sueldos boloñeses cada vez que lo contravengan, a menos que no estén impedidos por un caso real de fuerza mayor. Añadimos que el hijo de un maestro de la sociedad no debe ni puede ser inscrito en las listas electorales si no tiene XIV años por lo menos. Y su padre no está obligado a introducirlo en la sociedad antes de dicho tiempo y el hijo no debe ser recibido en la sociedad antes de dicho tiempo. Y que nadie tome un aprendiz que tenga menos de XII años, bajo pena de una sanción de XX sueldos y que el contrato hecho así quede sin valor.

5.- Hijo o hermano no son elegibles

Estatuimos y ordenamos que no se pueda elegir oficial o macero a alguien que sea hermano o hijo del votante, y que el voto emitido a este efecto no tenga valor.

6.- Obediencia de los maestros al macero y oficiales

Estatuimos y ordenamos que si alguno de la sociedad debe a otro maestro una cierta suma de dinero a causa del oficio, o si un maestro tiene una discusión con otro a causa del o de los oficios susodichos, que los maestros que tengan este diferendo entre ellos estén obligados a obedecer los preceptos que los oficiales de los maestros del muro y de la madera establezcan entre ambos, bajo pena de una multa de diez sueldos boloñeses.

7.- Ingreso de los maestros a la sociedad y pago por ello

Estatuimos y ordenamos que todos los maestros que quieran entrar en la sociedad de los maestros del muro y de la madera paguen a dicha sociedad diez sueldos boloñeses si estos son de la ciudad o del condado de Bolonia; si no son de la ciudad ni del condado de Bolonia, que paguen a la sociedad veinte sueldos boloñeses. Y que los oficiales trabajen a conciencia a fin de que todos los maestros que no son de la sociedad deban entrar en ella. Y que esta prescripción sea irrevocable, que ninguno pueda estar exento de ningún modo ni manera salvo que lo decida al menos una décima parte de la sociedad, o salvo que sea el hijo de un maestro, el cual puede entrar en la antedicha sociedad sin ningún pago. Y si el macero o un oficial apoya en el consejo o en la asamblea de la sociedad [...] a alguien que quisiera que se le eximiera de los diez o veinte sueldos boloñeses para darlas a la sociedad, que él sea sancionado con de diez sueldos boloñeses. Y si alguno de la sociedad, estando sentado en la sociedad o en el consejo, se levantase para decir de alguien que se le debería eximir de los diez o veinte sueldos boloñeses, que sea sancionado con cinco sueldos boloñeses. Y si un maestro tiene un hijo o más de uno que conocen las artes de los maestros susodichos, o que ha permanecido durante dos años aprendiendo con su padre una de dichas artes, entonces su padre debe hacerle entrar en la sociedad sin ninguna recepción, pagando a la sociedad como se ha dicho más arriba, bajo pena de una multa de XX sueldos. Y una vez pagada está obligado a hacerle entrar en la sociedad. Y que los oficiales y el macero estén obligados a recaudar todas las sumas debidas por aquellos que han entrado en la sociedad, y los cuatro denarios para las misas, y las sanciones impuestas durante su tiempo [de funciones]. Y que ellos les hagan prestar juramento en la sociedad. Y que el macero esté obligado a recibir del maestro que entre en la sociedad una buena garantía de que en un plazo de menos de un mes tras su entrada en la sociedad, pagará diez sueldos si es de la ciudad o del condado de Bolonia, como está dicho más arriba. Y si es de otro distrito, veinte sueldos boloñeses. Y si el macero y los oficiales no recaudan estas sumas, que estén obligados a pagar a la sociedad de lo suyo y a darle una compensación suficiente en dinero o en prendas, para que la sociedad esté bien garantizada, antes de ocho días después de fin de mes. Y que los inquisidores de las cuentas sean encargados de controlar todo tal como está dicho más arriba y, si esto no es observado, a condenar según lo que esta contenido en los estatutos de la sociedad. Añadimos que cualquiera que entre en la sociedad, que pague por su entrada XX sueldos boloñeses a la sociedad. Lo ordenamos para aquellos que en lo sucesivo se empleen en aprender el arte, y que esto valga a partir de hoy, 1254, indicción duodécima, octavo día de marzo. Por otra parte, ordenamos que los que no tuvieran maestro para aprender el arte, paguen por su entrada en la sociedad tres libras boloñesas.

8.- Ningún maestro debe perjudicar a otro

Estatuimos y ordenamos que ningún maestro del muro y de la madera debe perjudicar a otro maestro de la sociedad de maestros aceptando una obra a destajo después que le haya sido asegurada y formalmente prometida o que haya obtenido esta obra de algún otro modo o manera. Salvo que, si algún maestro sobreviene antes de que [la obra] le haya sido formalmente prometida y asegurada y aquél le pide una parte, éste está obligado a darle una parte si [el otro] la quiere. Pero si ya se ha hecho un pacto para dicha obra, no está obligado a darle una parte si no quiere. Y quien lo contraviniere, que pague a modo de multa tres libras boloñesas cada vez que lo contravenga. Y los oficiales deben entregar las multas que se contienen en los estatutos en el plazo de un mes después de que la [infracción] sea clara y manifiesta para ellos, respetando los estatutos y ordenamientos de la comuna de Bolonia. Y que las multas y penalizaciones ingresen en la junta de la sociedad y permanezcan en ella.

9.- Rendición de cuentas y desempeño del macero

Estatuimos y ordenamos que el macero de la sociedad de los maestros esté obligado a rendir cuentas a los inquisidores de las cuentas en el plazo de un mes tras deponer su cargo, a no ser que tenga licencia de los nuevos oficiales y del consejo de la sociedad o esté impedido por un caso real de fuerza mayor. Y que dicho macero esté obligado a rendir cuenta de todos sus ingresos y gastos habidos y hechos durante su tiempo [de funciones]. Y que todos los maestros que hayan entrado en la sociedad durante su tiempo sean anotados en un cuaderno especial a fin de que se sepa si han pagado o no. Y ordenamos que todas las escrituras deben quedar en poder del macero. Y que todas las escrituras referidas a la sociedad y todo lo que tenga relación con los bienes de la sociedad, que el macero esté obligado a entregarlas y transmitirlas por escrito en la asamblea de la sociedad al macero siguiente, de manera que los fondos de la sociedad no puedan de ninguna manera ser objeto de un fraude. Y si el macero omite fraudulentamente lo antedicho y no observa lo anterior, que sea sancionado con 20 sueldos boloñeses. Y si ha retenido en su poder fraudulentamente fondos de la sociedad, que restituya el doble a la sociedad. Así mismo, que el antiguo macero, después de su salida del cargo, esté obligado a dar y remitir al nuevo macero todos los fondos de la sociedad, tanto las escrituras referidas a la sociedad como el tesoro de esta misma sociedad el primer o segundo domingo del mes. Y el nuevo macero no debe prolongar el plazo para el antiguo macero más de XV días. Y que esta prescripción sea irrevocable. Y si fuera contravenido por alguno de los maceros, que sea sancionado con 20 sueldos boloñeses pagados a la sociedad.

10.- Elección de los revisores de cuentas

Estatuimos y ordenamos que los inquisidores de las cuentas sean elegidos al mismo tiempo que los oficiales, y que sean dos, a saber, uno para cada oficio. Que estos inquisidores estén obligados a examinar con diligencia al macero y a los oficiales que estarán [en función] al mismo tiempo que el macero. Y si descubren que el macero y los oficiales han delinquido su cargo y que han cometido fraude o dolo, que los condenen a la restitución del doble de los fondos descubiertos en su poder y además que los condenen a restituir el equivalente de la retribución que han recibido. Y que estén obligados a actuar así y a examinar y condenar o absolver en el plazo de un mes después del cese de la función del macero y de los oficiales. Y ya sea que condenen o absuelvan, que estén obligados a hacerlo por escrito en la asamblea de la sociedad. Y si los inquisidores lo contraviniesen y no observasen estas órdenes, que cada uno de ellos sea sancionado con diez sueldos y que sean expulsados de su cargo, a no ser por un verdadero caso de fuerza mayor o si tuvieran la licencia de los oficiales y del consejo de la sociedad.

11.- Actas

A fin de que ninguna discordia se desarrolle jamás entre los socios, ordenamos que todas las reformas de la sociedad de los maestros del muro y de la madera o del consejo de dicha sociedad estén transcritas en un cuaderno especial, y que el macero y los oficiales estén obligados a hacerlas cumplir bajo pena de una multa de cinco sueldos boloñeses.

12.- Macero y oficiales rendirán cuentas una sola vez

Estatuimos y ordenamos que el macero y los oficiales de la sociedad estén obligados a rendir cuentas una sola vez de todos los ingresos y gastos. Y después que hayan sido examinados una vez acerca de las cuentas a rendir, que no estén obligados a más rendiciones de cuentas, a menos que fueran denunciados o acusados de haber cometido dolo o fraude o de haberse apoderado injustamente del tesoro de la comuna y de la sociedad, en cuyo caso que sea escuchado cualquiera que desea escucharlos. Y aquellos que hayan sido examinados una vez no deben ser examinados nuevamente. Y que esta prescripción se aplique tanto para el pasado como para el futuro.

13.- Autoridad

Estatuimos y ordenamos que todos los preceptos que sean establecidos por los oficiales y el macero o uno de ellos acerca del tesoro o de otras cosas relativas al arte que un maestro debe dar o hacer a otro maestro, que estas órdenes sean dadas y ordenadas en 10 días. Y si el maestro a quien se ha dado una orden no cumple en diez días, que los oficiales y el macero estén entonces obligados en los cinco días después de estos diez días a dar al acreedor una hipoteca sobre los bienes de su deudor, a fin de que sea pagado completamente lo que corresponde y sus gastos. Y que además sea sancionado con cinco sueldos boloñeses, si los oficiales lo juzgan oportuno. Y que esto sea irrevocable. Y el que deba dinero a otro maestro u otra persona si ha estado convocado o citado por los oficiales o por el nuncio de la sociedad y no ha comparecido ante los oficiales o el macero, que sea sancionado cada vez con doce sueldos boloñeses si se lo encuentra y, si no es hallado al ser citado una segunda vez, que se sancione con la misma suma.

14.- Contrato de un maestro por otro

Estatuimos y ordenamos que, si un maestro tiene una obra a destajo o a jornal o de cualquier otro modo o manera y quiere tener con él otro maestro para hacer esta obra y trabajar con él, el maestro que ha contratado al otro está obligado a satisfacer su precio, a menos que sea un oficial o el macero de la sociedad quien ponga este maestro al trabajo para la comuna de Bolonia. Y quien lo contravenga, que sea sancionado a voluntad de los oficiales.

15.- Retribuciones

Estatuimos y ordenamos que los oficiales y el macero que estarán [en función] en lo sucesivo deben tener cada uno cinco sueldos boloñeses por retribución en seis meses. Y que dichos oficiales y el macero estén obligados a recaudar todas las multas, sanciones y contribuciones antes de salir de su cargo, a saber, cada uno por su barrio. Y si no las han recaudado antes del tiempo prescrito, que sean obligados a pagar a la sociedad de su propio dinero una suma igual a lo que no hayan recaudado. Y que los oficiales y el macero estén apartados de sus cargos durante un año después de abandonarlos. Y prescribimos que los oficiales no reciban sueldo ni dinero, sino que el macero reciba íntegramente la totalidad de los sueldos y del dinero y, que antes de su salida [del cargo], pague a los oficiales su retribución con los fondos de los miembros de la sociedad.

16.- Cirios para los difuntos

Estatuimos y ordenados que sean comprados dos cirios a cuenta de los miembros de la sociedad, los cuales deberán quedar en presencia del macero de la sociedad. Y que sean de dieciséis libras de cera en total, y deberán ser colocados junto al cuerpo cuando alguno de los maestros fallezca.

17.- Velatorios

Estatuimos y ordenamos que si alguno de nuestros socios fuera llamado o citado por el nuncio o por otro en su lugar afín de acudir cerca de un socio suyo difunto y no se presentara, que pague a título de multa doce denarios boloñeses, a menos que tuviera una autorización o un real impedimento. Y el cuerpo debe ser portado por hombres de dicha sociedad. Y el nuncio de la sociedad debe obtener de la asamblea de la sociedad XVIII denarios boloñeses por muerte de los haberes de la sociedad. Y si el nuncio no fuese ni acudiese para reunir a los socios, que pague a título de multa XVIII denarios a la sociedad. Y que los oficiales y el macero estén obligados a recaudar estas sumas.

18.- Enfermos: asistencia y consejo

Estatuimos y ordenamos que si uno de nuestros socios estuviera enfermo que los oficiales tengan el deber de visitarlos si se enteran y de darles consejo y audiencia. Y si fallece y no tiene como ser enterrado, que la sociedad lo haga enterrar honorablemente a sus expensas. Y que el macero pueda gastar hasta la suma de X sueldos boloñeses y no más.

19.- Gastos judiciales

Estatuimos y ordenamos que los oficiales y los maceros que estén [en función] en el futuro, si fijan fianzas a algún maestro por contribuciones o sanciones u otros motivos, perciban de él todos los gastos que hagan al [recurrir] a los nuncios de la comuna de Bolonia o a otro modo para recuperarlas, afín de que la sociedad no tenga ningún gasto. Y los oficiales o el macero que hagan los gastos por ello, que los hagan por su cuenta, a no ser que hagan este gasto según la voluntad de la sociedad o de su consejo. Y si aquél que debe abonar el dinero para ello no deja que el nuncio de la sociedad le empeñe, que sea sancionado con tres sueldos boloñeses cada vez que lo haya contravenido.

20.- Obligaciones contractuales

Estatuimos y ordenamos que si alguno se compromete con otro por contrato sin que haya permanecido ni cumplido su tiempo al lado de su maestro o patrón, que no sea recibido antes del término por ningún maestro de la sociedad, y que ninguna ayuda ni asistencia le sea dada por ningún maestro que se haya enterado de ello o a quien le haya sido denunciado. Y quien lo contravenga que sea sancionado con XX sueldos boloñeses.

21.- Limitación de bendiciones

Estatuimos y ordenamos que ninguno de la sociedad vaya a recibir la bendición más que una sola vez. Y quien lo contraviniese, que sea sancionado cada vez con seis denarios boloñeses.

22.- Bendiciones

Estatuimos y ordenamos que si alguno recibe la bendición de su propia autoridad, sea penalizado con seis denarios boloñeses cada vez que lo contravenga.

23.- Normas de comportamiento en la iglesia

Estatuimos y ordenamos que ninguna persona debe estar junto a la esquina del altar, vuelto hacia la iglesia, bajo pena de una multa de tres denarios cada vez que lo haya contravenido.

24.- Reparto del trabajo

Estatuimos y ordenamos que si un oficial ordena a un maestro de su barrio de entregarse a un trabajo para el municipio, tratándolo equitativamente en relación a los otros maestros, y éste no acude, que sea sancionado con X sueldos boloñeses. Y ningún maestro debe elegir a un maestro cualquiera del muro y de la madera para labor alguna de la comuna de Bolonia u otro lugar; y quien lo contravenga que sea sancionado con XX sueldos boloñeses. Y los oficiales que estén en el futuro, es decir, los oficiales que estén presentes en la ciudad cuando se haga la elección, deben hacer dicha elección repartiendo equitativamente a los maestros por barrio. Y si un oficial no trata equitativamente a un maestro, cometiendo dolo o fraude, o si actúa por odio que tenga hacia él, y siendo esto claro y manifiesto, que sea sancionado con XX sueldos boloñeses, salvo que, si es convocado por el podestá, o por alguno de su entorno, con el fin de ocuparse de una obra para el municipio de Bolonia, podrá asociarse a ella a su voluntad, sin penalización ni multa.

25.- Uso de la palabra

Estatuimos y ordenamos que ninguno de la sociedad debe levantarse para hablar y dar su opinión en una reunión más que sobre lo que sea propuesto por los oficiales o el macero. Y quien lo contravenga, que sea sancionado con XII sueldos boloñeses, y que pague sin restricción esta suma o que se empeñe.

26.- Desorden en los debates

Estatuimos y ordenamos que si alguno hiciese ruido en una reunión después de que un oficial, u oficiales, o el macero, o cualquier otro haya hecho una proposición o haya tomado la palabra en medio de los miembros de la sociedad, si lo contraviene, que sea sancionado con tres denarios y que los pague sin restricción. Y que los oficiales y el macero actúen así por juramento. Y si no los perciben, que paguen el equivalente a la sociedad.

27.- De la retribución del nuncio

Estatuimos y ordenamos que la sociedad tenga un nuncio, es decir [uno por dos barrios y] otro por los [otros] dos barrios; y deben tener, para cada uno de ellos, XXX sueldos boloñeses anuales. Y deben aportar los cirios si alguno fallece e irlos a buscar al domicilio del macero. Y [ellos deben de recibir] un denario por cada comisión de parte de aquellos que los encargan.

28.- Velorios

Estatuimos y ordenamos que si el difunto es del barrio de la puerta de Steri, los miembros de la sociedad se reunirán en San Gervasio. Si el difunto es del barrio de San Próculo, que los miembros se reúnan en San Ambrosio. Por otro lado, si el difunto es del barrio de la puerta de Rávena, que los miembros se reúnan en San Esteban. Y si el difunto es del barrio de la puerta de San Pedro que los miembros se reúnan en la iglesia de San Pedro. Y que los nuncios estén obligados a decir de qué barrio es el difunto cuando convoquen a los miembros de la sociedad. Y si no lo dicen, que sean penalizados con dos sueldos boloñeses cada vez que lo contravengan.

29.- Pago de Misas

Estatuimos y ordenamos que cada miembro de la sociedad esté obligado a pagar cada año cuatro denarios para las misas, y que los oficiales sean los encargados de recaudar estas sumas.

30.- Tiempo del aprendizaje

Estatuimos y ordenamos que nadie de la sociedad debe de ningún modo ni manera tomar ni amparar un aprendiz por un tiempo inferior a cuatro años,15 y ello [a condición de darle] un par de hogazas cada [semana] y un par de capones en la fiesta de Navidad y veinte sueldos boloñeses en cinco años. Y quien contravenga el plazo de cuatro [años], que sea penalizado con tres libras boloñesas. Y quien contravenga los veinte sueldos boloñeses y las hogazas y los capones, que sea sancionado con veinte sueldos boloñeses cada vez que contravenga cada uno [de estos puntos]. Y prescribimos que, a partir de hoy y de ahora en adelante, todos las actas sean hechas por el notario de la sociedad en presencia de, al menos, dos oficiales, y deben ser transcritas en un cuaderno que estará siempre en posesión del macero. Y quien lo contravenga que pague a título de multa tres libras boloñesas. Y que esto sea irrevocable.

31.- Control del aprendizaje

Estatuimos y ordenamos que cada [miembro] de la sociedad esté obligado en [el plazo] de un año a partir del momento en que haya tomado a un aprendiz, a mostrar el acta a los oficiales de la sociedad. Y quien lo contravenga, que sea sancionado con cinco sueldos boloñeses cada vez que lo contravenga.

32.- Libre y conocido

Estatuimos y ordenamos que nadie de la sociedad puede amparar ni debe tomar como aprendiz a alguien que sea un criado o [que sea] de otro territorio. Y quien lo contravenga que sea sancionado con C sueldos boloñeses cada vez que lo contravenga. Y prescribimos que si alguno de la sociedad toma a una criada por mujer, pague a título de multa X libras boloñesas y que sea excluido de la sociedad. Y que esto sea irrevocable.

33.- Aumento de salario

Estatuimos y ordenamos que cada maestro esté obligado a hacer ingresar en la sociedad a su aprendiz, después de que éste haya permanecido a su lado durante dos años, y a recibir de este aprendiz una buena e idónea garantía con relación a su entrada en la sociedad. Y quien lo contravenga, que sea sancionado con XX sueldos boloñeses cada vez que lo contravenga, al menos si no recibe dicha [garantía].

34.- Trabajo para morosos

Estatuimos y ordenamos que nadie de la sociedad debe trabajar a jornal o a destajo para alguien que debe dar o pagar dinero a un maestro a causa de su arte, tan pronto lo haya sabido o que la cuestión le haya sido denunciada por ese maestro o por los oficiales de la sociedad. Y quien lo contravenga que sea penalizado con XX sueldos boloñeses por maestro cada vez que lo contravenga, y que pague a los maestros [las indemnizaciones] por su trabajo. Y que los oficiales estén obligados a imponer las multas dentro de los ocho días posteriores a que la cosa se les haya hecho clara y manifiesta, y a pagar a los maestros [las indemnizaciones].

35.- Estabilidad de la sociedad

Del mismo modo estatuimos y ordenamos que la sociedad debe durar los próximos diez años, en total, o más tiempo según decida la sociedad o la mayoría por escrutinio.

36.- Justicia propia

Así mismo estatuimos y ordenamos que un maestro de la sociedad no puede ni debe de ningún modo ni manera comparecer ante el podestá o su tribunal para quejarse de los oficiales o de uno de ellos. Y quien lo contravenga que pague a título de multa tres libras boloñesas cada vez que lo contravenga. Y que esto sea irrevocable.

37.- Publicación de los estatutos

Estos estatutos han sido leídos y hechos públicos en la asamblea de la sociedad reunida por los nuncios de la manera acostumbrada en el cementerio de la iglesia de San Próculo, el año del Señor de 1248, indicción sexta, día octavo de agosto, en el tiempo del señor Bonifacio de Cario, podestá de Bolonia.

38.- Tesorería

Estatuimos y ordenamos que el macero de los maestros de la madera tenga la obligación de recaudar todas las contribuciones impuestas y las sanciones pronunciadas por [él], y las multas [puestas] durante [su] tiempo. Y si no las recauda, que pague de su propio dinero, a título de multa, el doble. Y que el notario tenga la obligación de recaudar con el macero dichas contribuciones, sanciones y multas. Y el nuncio de la sociedad debe ir con el macero y si no van, que sean sancionados cada uno con V sueldos boloñeses cada vez que lo contravengan.

39.- Nuncio anual

Estatuimos y ordenamos que el nuncio de la sociedad debe permanecer [en su función] un año, y que tenga por retribución XL sueldos boloñeses.

40.- Obligación de un notario

Estatuimos y ordenamos que los oficiales y el macero deben tomar un buen notario para la sociedad, y que debe permanecer [en su función] un año; debe inscribir los ingresos del macero y sus gastos y hacer todas las escrituras, modificaciones y estatutos de la sociedad, y debe tener por retribución XL sueldos boloñeses.

41.- Padrón

Estatuimos y ordenamos que deben hacerse dos libros de nombres de los maestros de la madera, y que haya en un cuaderno lo mismo que en el otro. Y que el macero deba guardar uno de ellos y otro maestro deba guardar el otro. Y si un maestro muriese que sea borrado de estos libros.

42.- Rendición de cuentas

Estatuimos y ordenamos que los oficiales y el macero deben rendir cuentas el penúltimo domingo del mes bajo el altar de San Pedro.

43.- Confección de un cuadro

Estatuimos y ordenamos que los oficiales que estarán [en funciones] en el futuro estén obligados cada uno de hacer realizar un cuadro de los nombres de los maestros de la madera según lo que contenga la matrícula. Y si los oficiales envían a alguien al servicio de la comuna de Bolonia, él deberá ir en su turno con el fin de que nadie resulte perjudicado, bajo pena de una multa de V sueldos por cada vez que lo haya contravenido.

44.- Calumnias a la sociedad

Estatuimos y ordenamos que, si alguno de la sociedad dijera villanías o injurias a propósito de la sociedad, que sea sancionado con XX sueldos boloñeses cada vez. Y que esto sea irrevocable. Y que los oficiales estén encargados de recaudarlos. Y si no los recaudan que paguen el doble de su propio dinero.

45.- Temporalidad de los cargos

Estatuimos y ordenamos que los oficiales que estarán [en funciones] en el futuro deben abandonarlas, finalizado su mandato.

46.- Separación de oficios

Estatuimos y ordenamos que la sociedad de los maestros de la madera debe reunirse aparte allí donde decidan los oficiales de esta sociedad y que la sociedad de los maestros del muro debe reunirse aparte allí donde decidan los oficiales de esa sociedad, y ello de tal forma que no puedan reunirse conjuntamente. Esto, salvo que los oficiales de las sociedades decidan reunirlas conjuntamente; entonces, ellas podrían reunirse. Y los oficiales de las sociedades deben estar juntos para rendir cuentas a todos los maestros del muro y de la madera que deseen solicitárselas dos veces por mes, a saber dos domingos.




22
LA ARQUITECTURA ROMÁNICA

Arquitectura Románica

Comencemos por pedir al lector su atención respecto a la definición: la arquitectura romana de la que ya nos ocupamos, fue la expresión del constructor durante la existencia del Imperio. Vimos ya como caído éste en manos de los invasores bárbaros, se produjo una notable declinación en los proyectos edilicios, junto con la decadencia general de la sociedad causada por las migraciones desordenadas de poblaciones buscando una nueva ubicación, las guerras contra normandos, húngaros y árabes, las enfermedades, la hambruna, el desorden o la desaparición de las formas de gobierno que fueron sumiendo a los europeos en una total desesperación que se acrecentó al acercarse el fin del milenio y con él el terrorífico "fin del mundo".

Pasada la crisis, Europa comienza a recuperarse. Y desde los primeros momentos de este renacimiento cultural existe una proyección arquitectónica que lo acompañará a lo largo de casi dos siglos: el estilo románico. Los monjes aportaron sus conocimientos para proyectarlos y dirigirlos, pero los responsables de su realización fueron los integrantes de cuadrillas de albañiles que ya a finales del siglo X habían construido los castillos dentro de los que los señores feudales se protegían de los peligros exteriores.

No se lo conoció con este nombre hasta principios del siglo XIX, cuando un apasionado por la búsqueda de objetos históricos, Charles Alexis Adrien de Gerville, bautizó sus hallazgos de esta época con el nombre de "románico" para distinguirlos del estilo "gótico".

Francia y en especial los monjes del monasterio de Cluny,1 en Borgoña, al que ya nos referimos en un capítulo anterior, fueron los responsables del impulso que tomó esta manifestación revolucionaria del espíritu y la mente medievales en la que se conjugaron las civilizaciones bárbaras con el cristianismo cada vez más influyente, y que se extendería por toda Europa, en la que cada región le otorgaría su especial interpretación (burgundia, normanda, etc.). En realidad podemos fijar la época de emergencia del estilo románico en el año 1000 y su declinación en el 1150.2 La base fue dada por las técnicas del imperio romano desaparecido y la original inspiración del arte bizantino. El desarrollo comenzó ya en la época de Carlomagno. Y los resultados constituyeron un preludio para la eclosión del estilo gótico que estudiaremos en próximos capítulos y cuya relación con los masones "libres" justifica el esfuerzo del lector por seguir esta intrincada ruta medieval, única forma de comprender el fenómeno masónico.

1 Por eso al estilo románico se lo llamó también clunianense.
2 Su período más notable se muestra en Francia, Italia, Britania y las zonas germánicas desde 1075 a 1125.

De cualquier manera, el resurgir de esta forma arquitectónica no fue casual ni producto de una simple inspiración artística. Desde que Carlomagno impulsó el monasticismo, los monjes quisieron alcanzar varios objetivos y sus esfuerzos por hacerlo fijaron las características de los monasterios e iglesias que edificaron: los muros debían ser gruesos, macizos, con pocas aberturas, para proteger de peligros exteriores a los creyentes locales. Serían grandes para albergar a los peregrinos que en número cada vez mayor venían esperanzados en los milagros prometidos por la adoración de las reliquias que presentaban los templos. En la mayoría de los casos utilizaron la piedra sobre la que nos extenderemos unas páginas más adelante. Las firmes estructuras románicas cumplían pues con la necesidad de sostener cubiertas que se habían hecho cada vez más pesadas.3 Esta solidez también evitaría los incendios que pudieran producirse por la utilización de madera, problema no resuelto por los romanos en los techos de sus construcciones. Desde el punto de vista ideológico los benedictinos pretendían que se estableciera una unidad religiosa en toda Europa. Los centros del culto, deberían ser también edificados según un plano básico parejo. Esto explica la falta de variedad en las distintas iglesias y monasterios de la misma época.

3 Cabe acotar que en el norte y este germánico encontramos paredes construidas con ladrillos.

LA BASÍLICA

Iglesia Románica
Iglesia Románica

La planta utilizada por excelencia en toda la Edad Media, comenzando por los proyectos de la arquitectura románica y continuándose en las construcciones góticas, fue la basílica. Encontramos el origen etimológico de esta palabra en el idioma griego: basilicos es "real" (palacio) y basileus es "rey". Desde el punto de vista arquitectónico esta forma era utilizada en Roma ya desde el año 184 antes de Cristo4 para levantar grandes edificios públicos tales como mercados, sede de asambleas, salas de justicia, etc. Las basílicas románicas tenían forma rectangular. Contaban con una amplia y alta nave central. A los dos costados, filas de columnas la separaban de dos naves laterales, más angostas y bajas. Los techos de madera fueron siendo sustituidos por otros de material, sostenidos primero por bóvedas de cañón, luego por bóvedas de arista y a veces por tímidas cúpulas. Veremos como el arco romano de medio punto siguió siendo el factor dominante tanto en las bóvedas como en las puertas y ventanas románicas. En Roma, apenas traspasada la portada se entraba a un atrio descubierto. Al final de la nave principal un nicho llamado ábside permitía ubicar la estatua de la divinidad o el presidente de la asamblea.

4 Entre este año y el 121 A.C. se edificaron el Foro romano las basílicas de Porcia, Fulvia, Sempronia y Opimia. Después del 46 A.C. se construyó la gran basílica Julia. En Roma por Catón el Censor.

Planta Basilical de la Catedral de Notre Dame de Chartres
Planta Basilical de la Catedral de
Notre Dame de Chartres

Los primeros cristianos habían buscado un lugar donde dar sepultura a sus muertos. Lo hicieron primero abriendo las tumbas en terreno llano. Pero en el siglo II D.C. comenzaron a excavar galerías subterráneas de varios kilómetros de largo, las catacumbas, en cuyas paredes cavaban nichos en los que se colocaba el cuerpo envuelto en una sábana blanca.5 Cuando los romanos los atacaban, las catacumbas se convirtieron en refugio donde por supuesto también se oficiaban las ceremonias religiosas. Recién cuando Constantino reconoció al cristianismo, la sepultura y las ceremonias volvieron a la superficie, las primeras en cementerios y las segundas en las primitivas basílicas cristianas, basadas en el ejemplo romano, tal como vimos en el capítulo 18 dedicado al constructor.

5 El sudario, aún en uso hoy en los ritos funerarios judíos.

Ya en el siglo XI, los proyectistas románicos habían magnificado el ábside oriental, que sobresalía como un semicírculo de la de la pared posterior. Una plataforma se convirtió en el lugar destacado para el altar, el trono del obispo y la ubicación del clero. Una semicúpula hacía más notorio el lugar.6 La parte posterior del ábside, por detrás del altar, estaba rematada con absidiolos, pequeñas capillas que generalmente contenían las reliquias. Para que los peregrinos pudieran venerarlas sin interferir con el culto que se celebraba en el altar mayor, se abrió por detrás de éste un pasaje circular llamado girola. Delante del altar agregaron una o tres naves transversales, que formaban el transepto, dando así a la planta la forma de cruz, con lo que se obtenía un elemento de simbolismo cristiano acorde con el nuevo propósito de la basílica. Las naves laterales se cubrían con un firme cielo raso, con lo que se lograba un segundo piso, palco o tribuna, el trifonio, donde también se ubicaba público.

6 Luego, estas capillas se fueron multiplicando (absidiolos).

En el exterior, sobre el crucero7 se elevaba la torre principal. Al frente se construían otras más bajas

7 Cruce de la nave principal con el transepto.

El entusiasmo que despertó la actividad edilicia, por ahora totalmente monacal, se traduciría en su proyección gótica. Para llegar a su estudio, nos faltan dos puentes. Conocer detalles del trabajo profesional que desarrollaban los constructores románicos y referirnos al Padre Sojer, responsable de la transición. No podemos ocultar nuestra sensación de que al profundizar en este campo, quien decida hacerlo encontrará los elementos que vinculen las distintas etapas que hemos estudiado y podrá confirmar una continuidad lógica que solamente nos atrevemos a insinuar.




23
LA PIEDRA FRANCA

ROCAS

Desde la antigüedad, las rocas fueron utilizadas para la construcción y la escultura monumentales. El renacimiento de la arquitectura en la Alta Edad Media no fue ajeno a utilización de este material. Tres son las categorías en las que pueden ser clasificadas:

1.- Ígneas o volcánicas: producidas por el enfriamiento de minerales fundidos al llegar en forma de lava a la superficie de la tierra. A este tipo pertenecen granitos, basaltos, dioritas y obsidianas.

2.- Sedimentarias: formadas por la acumulación de partículas. Estas pueden ser areniscas, producto de materiales provenientes de la erosión, unidas por algún material aglutinante. Su otro tipo, el que más nos interesa es la piedra calcárea o caliza,1 formada principalmente por restos orgánicos calcáreos.

1 Calcárea: que tiene cal.
Calcita: carbonato de cal natural.
Caliza: carbonato de cal natural
Cal: oxido de calcio que es la base del mármol, el yeso, la tiza. Se obtiene calcinando en hornos la piedra caliza.

3.- Rocas metamorfósicas, que son rocas volcánicas o sedimentarias cuya estructura varió como consecuencia de grandes presiones telúricas. El mármol es su mejor y más conocido ejemplo.

4.- Piedras duras o semipreciosas, como jade, cristal de roca, cuarzo, amatista, ágata y jaspe.

Detengámonos en las piedras calizas, preferidas por nuestros constructores medievales por dos razones: su coloración y textura uniformes y la facilidad para trabajarla y formar con ella bloques dimensionados a la medida de las necesidades del edificio. Su principal componente es el carbonato de calcio (CaCO3) en forma de calcita (forma natural) o aragonito (cristalizado), encontrándose también vestigios de dolomía (carbonato doble de cal o magnesia), arcilla, carbonato de hierro, cuarzo, pirita y fragmentos microscópicos de fósiles marinos. Precisamente, la llamada piedra sedimentaria autóctona, está bio-generada por la secreción calcárea de foraminíferos (protozoarios recubiertos de una concha dura, producto de esa secreción).

CAEN

En la Enciclopedia Británica se afirma que "desde 1050 al 1350, fue extraída de las canteras francesas más piedra que en toda la historia del antiguo Egipto". Su destino: la construcción en el norte de Francia e Inglaterra.2 Y gran parte de ella provino de las canteras de Caen.

2 Normandía está íntimamente ligada a la historia de Inglaterra. En su región de Bayeux estaba el castillo de los duques de Normandía, donde nació el que sería rey de Inglaterra, Guillermo I el Conquistador.

Caen es la capital del departamento francés de Calvados, ubicado al nordeste, entre el estuario del río Sena y la península de Cotentin. Al sur y al este están las elevaciones normandas que flanquean el río Orne. Y en ellas las canteras que justifican este capítulo.

Mallete
Mallete

LAS CANTERAS

El mallete original de los canteros y talladores de piedra en las canteras y obras medievales. Totalmente de madera, el artesano lo iba girando dentro de su mano, con cada golpe, a los efectos de no deformar la herramienta.

A diferencia de las minas que tienen un desarrollo subterráneo, las canteras se establecen a cielo abierto.3 Sus trabajadores, los canteros, son personajes poco recordados en la revolución constructiva medieval, seguramente por no estar presentes en el sitio de la obra. Sin embargo su esfuerzo bajo difíciles condiciones meteorológicas y su contribución laboral, que comenzaba mucho antes de que se levantaran las paredes, justifican su especial mención a pesar de que no figuran en muchos de los antiguos estatutos gremiales.

3 Recordemos lo dicho en el capítulo "El Constructor", dado que la técnica medieval se basó en los mismos principios: "Las canteras eran superficiales, aunque se han encontrado túneles que ampliaban las posibilidades y la calidad de la extracción. Las herramientas utilizadas eran picos con los que se exponía la cara superficial y se determinaban los cuatro costados de un bloque rectangular. Para separarlo del lecho, se perforaban agujeros en los que se introducía madera que luego se mojaba en forma tal que al hincharse produjera el rompimiento definitivo. Palancas levantaban los bloques de toneladas de peso que se colocaban sobre troncos y eran empujados por hombres y animales hasta su destino o hasta las orillas del Nilo, donde también se usaban barcas para su transporte... el acabado definitivo a la piedra (se hacía) utilizando mazos, cinceles, reglas, escuadras y plomadas".

Pero la extracción no era el único y más importante trabajo de los canteros: sin medios adecuados, el transporte de las piedras era difícil y oneroso. Ello obligó a adelantar el trabajo y cortar a la medida las piedras.4 Las proporciones habituales en el tallado eran de 8 x 6 x 8 pulgadas.5 El transporte se vio facilitado por la novedad de usar del caballo como bestia de carga, en lugar del buey.

4 "Cuadrar" la piedra, como cuadrar la Logia.
5 Las pulgadas no eran universales, lo que causaba gran confusión en el intercambio entre las distintas regiones.

LA PIEDRA FRANCA

Así se denominó a esta piedra de Caen, al igual que a todas las piedras sedimentarias extraídas de otras canteras. Distintos autores, especialmente ingleses, han sostenido que de esta designación proviene el free utilizado en Inglaterra para distinguir a los masons dedicados a la construcción de catedrales (freemasons) y que su origen está en el nombre que se aplicaba a la piedra de fácil corte y talla, freestone, a diferencia de la roughstone, la piedra dura y de más difícil corte, que era trabajada por los llamados "hard hewers" ("hacheros duros") o "rough masons".

Estos cambios semánticos, dice Jones, no deben sin embargo hacer olvidar que el mantenimiento de la expresión freemason debería buscarse en la desvinculación del constructor de catedrales de toda autoridad municipal y gremial6: vimos en el capítulo anterior cómo el reclutamiento de trabajadores para estos edificios se hacía sin considerar en absoluto su lugar de residencia. La dependencia de un nuevo patrón y la distancia hacían que en el lugar de la obra donde se establecían para trabajar no regía la autoridad de aquellos cuerpos, por lo que el masón era libre (free from ...), un franc-mason (y no masón libre), franc-maçon o freemason.7, 8

6 Una de las acepciones que figuran en el diccionario Merriam-Webster's es precisamente "tener los derechos políticos y legales de un ciudadano".
7 El mismo Jones distingue entre los gremios que utilizaban free como adjetivo, por ejemplo Free Sewers ("Costureros Libres"), Free Fishers (Pescadores Libres), etc. En estos casos free se utilizaba separado del nombre del oficio, significando que sus integrantes tenían los privilegios que se habían otorgado al gremio.
8 Se impone otra aclaración idiomática: obtener el freedom en un gremio, más específicamente en una Compañía de artesanos, significaba ingresar o afiliarse a la misma. La coincidencia de la primera sílaba free en esta palabra agrega confusión cuando se intenta traducir los términos free y freedom.

En realidad, los ingleses utilizaban la expresión francesa maître maçon de franche pierre como correspondiente a la latina magister lathomus liberarum petrerum, lo que sugeriría un origen galo de la expresión. Bernard E. Jones acepta como posible esta hipótesis, por lo menos como inicial. La costumbre fue reduciendo por comodidad la forma inglesa free-stone mason master, llegándose a la palabra compuesta freemason. Debemos suponer que en Francia se produjo igual proceso (franc-maçon). En la España medieval también se hablaba de la piedra franca. Por considerarlo de interés para la masonería hispanoparlante, reproducimos de los archivos del Centro de Estudios de la Universidad Castilla La Mancha, las "Relaciones topográficas de Felipe II, correspondientes a la provincia de Guadalajara:

"En la villa de Tendilla, dia de Sant Andrés, último dia del mes de noviembre de mil y quinientos, y ochenta años, los mui magníficos S.res Juan Hernandez Escudero, y Gaspar Hernandez, Alcaldes ordinarios, y Anton Lopez Yuste, Alfonso Muñoz, Juan de Barahona, Alfonso Martinez de Azañon, Regidores, con los demás oficiales del Ayuntamiento de la dicha villa, me señalaron, y andaron de parte de Su Magestad hiciese discrepcion de las particularidades, grandezas, y cosas señaladas que en la dicha villa se hallaren para historia, y honra suia, conforme á la instruccion, y memorial que á la dicha villa embió el Liz.do Villegas, Corregidor de la Ciudad de Guadalajara, y yo Juan Fernandez de Sebastian Fernandez, por servir á Su Magestad, y obedesciendo lo suso dicho, empecé en la forma siguiente:
24. En los veinte y quatro digo: que en la dicha villa y sus términos no hay lo que el capítulo pregunta sino es muchas y mui buenas canteras de piedra franca mui rasa, donde se hacen muchas plata-formas y molduras; hanse sacado mui grandes piezas, colunas de más de doce piés en largo, y grandes piedras para moler en molinos de aceite; no hay otra cosa en respuesta deste capítulo.
"

Y en el testimonio notarial (4 de julio de 1604) de las excavaciones realizadas en las ruinas de Taibilla (siglo XI, cabeza de un distrito rural de Murcia), dirigidas por don Pedro de la Cruz Tribaldos, vicario de Yeste:

Las piedras sillares que se hallaron tenian asientos y quiçialeras de puertas hechas con las mismas piedras aunque toscaniente, y como esta dicho se hallaron otras munchas piedras sillares de piedra franca y toua en el edifiçio del dicho quarto, por donde algunos de los presentes dixeron que les parezia que aquel edifiçio auia sido edificado de las ruinas de los edifiçios romanos.

Igualmente, era conocida como piedra franca de grano fino la que se extraía de las canteras de la aldea La Pedriza, en Jaén, utilizada en las partes principales de los edificios.

Marcas

LAS MARCAS

Para identificar el resultado de su trabajo, tanto en cantidad como en calidad, cada tallador tenía su marca distintiva que grababa en la piedra que terminaba. Las marcas eran figuras geométricas, cruces o iniciales,- inicialmente muy toscas,- cuya forma era impuesta por el tipo de herramientas que se utilizaba. El orgullo profesional hacía de estas marcas un distintivo honorífico del artesano, que lo transmitía a sus hijos que ocupaban su lugar en el oficio. En las piedras de muchas catedrales se pueden ver hoy estas marcas. Junto con ellas, otras que indicaban la cantera de donde procedían las piedras y la posición que debían ocupar en el edificio.

LA COLMENA LABORAL

Ya contamos con la materia prima y con la mano de obra. Intentemos visualizar como se conjugaban estos dos elementos para construir una catedral.

En los meses de mayor actividad, cuando el verano permitía trabajar sin inconvenientes y el promotor proveía los fondos necesarios, una obra llegaba a ocupar hasta mil quinientas personas, número que incluía desde los artesanos especializados hasta los más simples obreros. Cada uno de ellos ocupando su lugar dentro de la jerarquía que le otorgaba su habilidad y experiencia. Por supuesto que el lugar más alto lo ocupaba el Arquitecto.

EL ARQUITECTO

Para lograr los magníficos resultados que nos asombran hasta hoy en día, el arquitecto debió ser un personaje de amplios conocimientos o de una inteligencia y experiencia fenomenal. Distintos autores han intentado calificarlos y sus sugerencias son por demás variadas. Nos encontramos con aquellos que les niegan la posesión de conocimientos algebraicos, aduciendo que en documentos contemporáneos se demuestra su ignorancia de temas básicos sobre geometría, trigonometría y álgebra. Otros, que dejándose llevar por su admiración hacia los resultados no retacean sus elogios y recuerdan la existencia de los tratados romanos clásicos de Vitruvio y la obra de los árabes que compendiaron y desarrollaron los conocimientos de la antigüedad, y cuyos resultados pasaron a Europa a través de España. De lo que no cabe duda es de que el trabajo de proyectar, contratar, comprar materiales, coordinar, administrar y vigilar supuso la posesión de una personalidad excepcional.

No se han encontrado planos completos de ninguna de las catedrales, castillos o puentes construidos, lo que podría significar que el arquitecto iba planificando a medida que progresaba la obra. Pudo tener en la propia Logia un lugar despejado que le permitiera ir ilustrando sus ideas pero generalmente utilizaría para ello tablas o telas. Su principal colaborador era un supervisor, llamado parlier (que podríamos traducir como orador) que se encargaba de hacer cumplir sus órdenes. Pero estas habrían sido dadas a cada especialista, en cada etapa. Aún para el corte de las dovelas que formarían las bóvedas se dibujaría una plantilla o molde, con la ayuda de grandes reglas, escuadras, compases, cuerdas de trazado, herramientas que podemos ver en las manos de los arquitectos representados en dibujos de la época. Todos estos planos parciales constituían el verdadero "secreto" del arquitecto y su posesión más preciada, por lo que se los llevaría con él al terminar el trabajo. Por supuesto que la importancia de su trabajo y la demanda del mismo harían que fuera el mejor retribuido, con lo que tendría asegurado su futuro.

Por encima de los conocimientos teóricos, la construcción medieval constituía un trabajo esencialmente práctico. Comenzaba con el trazado sobre el terreno de los límites del futuro edificio y el lugar exacto de sus cimientos, columnas y pilares. Construidos estos ya era posible comenzar a levantar las paredes.

Veamos ahora el cuerpo de la pirámide laboral de constructores a que nos referimos. No lo haremos por jerarquía sino tratando de seguir el proceso de construcción.

LOS HERREROS

Hachas para el corte grueso de la piedra, garfios para moverla, herraduras para los caballos que la transportarían, martillos, cinceles, clavos, cadenas para reforzar las paredes, eran elementos sin los cuales se hubiera hecho imposible la construcción. Este era el importante trabajo de los herreros, que junto con sus auxiliares, el fraguador y el afilador competían permanentemente para hacerlo mejor e inventar nuevos medios, quizá algo separados del resto de los artesanos, pero integrando el equipo de constructores.

LOS CARPINTEROS

Este es otro grupo de artesanos cuya contribución fue esencial para lograr los resultados y acompañar el progreso en las construcciones. Sus técnicas se fueron adaptando maravillosamente a los cambios estilísticos que se iban produciendo. En primer término el levantamiento de andamios. Sin ellos no hubiera sido posible llegar a los más de cien metros de altura de nuestras impresionantes muestras arquitectónicas. Para lograrlo, debieron ingeniarse para adaptar a las exigencias la madera con que contaban.

Cuando la altura no permitió apoyar sus estructuras en el suelo, inventaron plataformas livianas en las que un marco era recubierto por una superficie de estera y elevada poco a poco a medida que subía la altura de las paredes. La alternativa eran los andamios en espiral que cubrían todo el espacio interno del edificio y por el cual circulaban los artesanos y cargaban los materiales los peones. Pero no solamente andamios: todos los arcos, bóvedas, aberturas y cúpulas requerían un sostén provisorio hasta que los materiales fraguaran. Y allí se demostró el verdadero talento de los carpinteros: armaban estas estructuras sobre el piso y luego las aseguraban a los pilares y contrafuertes ya construidos.

LOS MEZCLADORES

Totalmente ignorados, los mezcladores o yeseros asumían una gran responsabilidad en los trabajos de albañilería. Eran quienes debían preparar la mezcla o argamasa, el material de agarre que unía las piedras. Para aquel lector no habituado a la utilización de estos términos es de interés para sus lecturas posteriores conocer la relación entre las distintas definiciones que puede encontrar en los diccionarios.

La piedra calcárea es la que tiene cal en forma de carbonato. Calcinando en hornos la piedra caliza molida, esta se oxida, obteniéndose así el óxido de calcio, CaO, que es la cal. Con cal, agua y un material árido como la arena se forma la mezcla o argamasa o mortero que sirvió a nuestros masones para unir las piedras entre sí. Agregándole grava se obtenía el hormigón, ideal para rellenar huecos.

El uso de la palabra yesero para definir al obrero que preparaba la mezcla (no hemos encontrado una palabra más adecuada que mezclador) proviene del hecho de que para hacer mezcla se puede usar también yeso. El yeso o gypsum, es un mineral común, el sulfato de calcio molido. Deshidratado por la acción del fuego puede usarse también solo (yeso de París). Cuando el operario o escultor le agrega agua se convierte en un material que se puede amasar fácilmente y que por endurecerse con rapidez sirve para el enlucido de paredes o techos, que mezclado con cola sirve para estucar esas mismas superficies y que puede usarse para hacer estatuas, moldes y piezas de cerámica.

Pues bien: el preparar una buena mezcla era una especialidad muy apreciada entre las que conformaban los oficios de los constructores de catedrales. Tanto es así, que en distintos reglamentos figuran las penas a que se harían acreedores aquellos que proveyeran el producto sin ajustarse a las especificaciones debidas.

Mampostería
Mampostería
Muro Ciclópeo
Muro Ciclópeo
Opus Reticulatum
Opus Reticulatum
Opus Caementicium
Opus Caementicium
Muro con Sillares Almohadillados
Muro con Sillares Almohadillados

LOS MASONES

Los masones en sentido estricto son los que en definitiva armaban los cimientos, levantaban las paredes, levantaban las columnas y pilares, techaban el edificio y lo decoraban. Todo el esfuerzo del arquitecto y la habilidad de los artesanos que acabamos de mencionar coincidían en el albañil, de cuya pericia en la utilización de los materiales según los planos e indicaciones del proyectista dependería el éxito de los resultados.

Conscientes tanto de su responsabilidad como de sus limitaciones, levantaban lenta y pacientemente las paredes, esperando el tiempo adecuado para que el mortero utilizado fraguara convenientemente. Los fríos y las lluvias del invierno suspendían su trabajo que no era abandonado antes de cubrir convenientemente el que ya se había cumplido. Estas fueron las principales causas por las que la construcción de una catedral se demorara durante largos años.

La tarea del masón no se reducía a un cumplimiento mecánico de las órdenes del proyectista, sino que su habilidad se medía por la capacidad para interpretar los dibujos parciales que recibía en la logia y por su visión amplia para idealizar el edificio cuando estuviera terminado. El desvío de la vertical en un solo grado podía traer consecuencias desastrosas en estructuras donde el equilibrio de cada elemento dependía de los demás.

Su primera responsabilidad era levantar lo que arquitectónicamente se denominan elementos sustentantes: muros, pilares y columnas.

El muro es el elemento continuo formado por piezas entre las cuales no hay otro hueco más que los vanos (puertas y ventanas). El tipo de piezas que lo componen y su disposición son conocidos por distintos nombres, entre los que nos interesan la mampostería con utilización de piedras brutas de tamaño variado, unidas o no por argamasa; el opus caementicium, mezcla de cantos rodados, arena y cal; y el opus cuadratum hecho con piedras de igual altura. Se denomina obra de sillería cuando se utilizan bloques de piedra de gran tamaño y labradas adecuadamente para su encaje. Si las piedras son más pequeñas y menos labradas, la obra se llama de sillarejo.

Arco

Los vanos mencionados no podían ser simples aberturas hechas en el muro, pues este se debilitaría hasta llegar a derrumbarse. Las posibles soluciones para sostenerlo eran dos: el dintel, que ya mencionamos en el capítulo de "El Constructor", y que cierra el vano en forma plana sin crear demasiados problemas técnicos; y el arco, elemento que nos interesa especialmente por su aplicación en las construcciones de estilo románico y luego gótico. El arco cerraba la abertura en forma curva. Para lograrla se utilizaban piedras con forma de cuña truncada, trapezoidal, que se iban colocando desde abajo, a la izquierda y a la derecha, sobre una estructura provisoria de madera, la cimbra. Para cerrar el arco se encajaban arriba la llamada la piedra clave, (que nuestros Hermanos recordarán de los rituales de grados superiores). En ella se concentraban las líneas de fuerza que generaba todo el peso del edificio, pasaban por las "dovelas" y llegaban a los muros o pilares.. Terminado el arco de piedra ya se podía retirar la cimbra.

Arquivolta

Las paredes eran muy gruesas, por lo que para abrir un vano era necesario darle apoyo con varios arcos. Estos se hacían de mayor a menor, dando lugar a un conjunto llamado arquivolta que adorna todas las construcciones medievales.

Arquivolta en una puerta. El espacio semicircular por encima de la puerta se cerraba con un tímpano.

El arco utilizado por los constructores románicos era el llamado de medio punto que formaba exactamente una semicircunferencia.9

9 En el capítulo dedicado al estilo gótico veremos otros tipos de arcos.

El techo o cerramiento entre dos arcos de medio punto (que por esto se identificaban como arcos fajones) adquiría así, naturalmente, la forma de un medio cilindro, conocido como bóveda de medio cañón o simplemente de cañón.

Nuevas cimbras de madera se iban utilizando para sostener las bóvedas mientras se construían. Un buen revoque aseguraba su estabilidad. Cuando se secaba las cinchas eran retiradas y se pasaba al nuevo sector a cubrir.

Cuando dos pasillos abovedados se cruzaban en ángulo recto se formaba la denominada bóveda de arista, precisamente por el hecho de que en el cruce aparecen líneas o aristas.

Estas líneas eran problemáticas, allí era donde las bóvedas se caían, por lo que se agregaban arcos interiores que los reforzaban, dando lugar a lo que se llamó bóveda de arista con crucería.10 A pesar de ello, seguía existiendo un punto flojo, cual era el propio muro que soportaba las bóvedas. La solución fue la de construir a los costados de los arcos fajones y por fuera del edificio, contrafuertes o estribos que reforzaban la estructura sin ocupar espacio en el interior.

10 En el estilo gótico se desarrollaría la verdadera bóveda de crucería a la que nos referiremos en el capítulo correspondiente.


Cúpula
Vista desde un punto
más alejado de la cúpula
apoyada en trompas y arcos
Pechina
Pechina

CÚPULAS

Esta imagen ya se vio en el Capítulo 18: pechinas sosteniendo una cúpula, sistema muy usado en la arquitectura bizantina y luego en la románica.

El estilo románico empleó también el sistema de trompas para sostener una cúpula sobre un espacio cuadrado limitado por paredes: en cada ángulo su construía una semicúpula (trompa) que servía de apoyo a la cúpula mayor que se había proyectado.


TECHADORES Y TEJADORES

Techar

Los encargados de construir las partes abovedadas visibles ocupaban un destacado lugar en los equipos de masones románicos. Pero por fuera, las bóvedas estaban sometidas a las inclemencias del tiempo. Lluvia y nieve eran enemigos implacables de la construcción y si se los dejaba infiltrarse podían arruinar toda la obra. Por eso debieron protegerla con una cubierta.

Estribos, Arcos y Techo Exterior

En la primera ilustración podemos apreciar claramente la estructura de madera. En la segunda los arcos fajones (2), las bóvedas de cañón(3), los contrafuertes (1) y finalmente el techo exterior (4). De él se ocupaban techadores, tejadores y carpinteros, que debieron esmerarse en lograr techos herméticos inclinados o a dos aguas. Sobre una estructura de madera se fijaban planchas del mismo material, que se protegía con una capa de brea. Láminas de plomo plegadas a martillo en los bordes de cada plancha completaban su impermeabilización. Finalmente se colocaban tejas de cerámica o pizarra. Cada plancha era modular, pudiendo retirarse por separado para su reparación.

El agua ya no podía infiltrarse. Pero si del techo se precipitaba por las paredes, nuestra amigable pero delicada piedra franca se erosionaría rápidamente. Para evitarlo, debieron construirse canalones de desagüe adornados por gárgolas de piedra artísticamente tallada.

LOS PEONES

Para cargar las piedras en las canteras, cavar los canales para los cimientos, alcanzar los bloques y la mezcla para continuar elevando las paredes, estaban los obreros comunes, los peones, los más bajos en la escala, sin ninguna preparación pero con la fuerza necesaria para encarar estas tareas. Eran estos desarraigados, esclavos escapados que ansiaban su emancipación o hijos de labradores sin medios pero con familias numerosas quienes constituían esta fuerza de trabajo, mal paga y viviendo en condiciones muy precarias. Su única esperanza se basaba en la posibilidad de adquirir conocimientos en alguno de los oficios de los artesanos que trabajaban en la obra, pasar a ser sus "sirvientes" y gracias a la práctica, convertirse ellos mismos en artesanos.




24
LA CUADRATURA DEL CÍRCULO

El Hombre de Vitrubio por Leonardo da Vinci (Museo de la Real Academia de Venecia)
El Hombre de Vitrubio por Leonardo da Vinci
(Museo de la Real Academia de Venecia)

Es imposible demostrar matemáticamente la cuadratura del círculo. Pero a través de los siglos se han realizado infinitos intentos para lograrlo. También constituyen una utopía los intentos para establecer los verdaderos orígenes del estilo gótico en la arquitectura medieval. Sólo podemos elaborar una cadena de conjeturas en la que la lógica sustituya la carencia de información. Nuestro círculo será el origen del estilo gótico y el cuadrado que presentaremos tiene cuatro ángulos cuya conjunción abre un mundo también infinito de posibilidades. Probarlas es imposible pero al considerar sus probabilidades, hechos históricos conocidos pero inexplicables adquieren la fluorescencia suficiente para ser captados por la intuición. Los cuatro ángulos de la investigación que proponemos son el abad Suger, Bernardo de Claraval, las Cruzadas y los Templarios.

1.- SUGER ABAD DE SAINT DENIS

¿Qué hace, mechado en un estudio sobre los orígenes de la masonería operativa, un abad medieval? Esperamos que la sorpresa del lector no se traduzca en saltar las siguientes páginas, porque si así lo hiciera perdería un importante eslabón de la cadena que paciente y esforzadamente estamos tratando de construir para conocer la realidad histórica dentro de la que trabajaron los constructores de catedrales.

Quien de adulto sería el abad Suger nació en 10811 en el seno de una modesta familia de caballeros. A los nueve años fue "dedicado" a la abadía real de Saint Denis. Allí se marcó su destino, pues tuvo como compañero de estudios al futuro rey de Francia Luis VI (1078-1137). Desde muy joven Suger comenzó a destacarse como prestigioso abogado. Desde 1104 a 1106 enseñó en la escuela monacal de St. Benoit sur Loire, cerca de Orleáns. En 1106 recibió el cargo de secretario del abad Adam de la abadía de Saint Denis. En 1107 fue nombrado rector de Berneval en Normandía y luego de Toury, en la región de Beauce, cerca de Orleans. Luis, apodado el gordo, su amigo de toda la vida y ya rey (1108), lo nombró como su representante en el Vaticano en 1122, donde se desenvolvió con gran éxito como diplomático. Estando en Roma murió el abad Adam y Suger fue nombrado abad de Saint Denis, posición que mantuvo hasta su muerte en 1155.2 Con el correr de los años impondría profundas reformas en la abadía, que había adquirido excesivos rasgos seculares. Sería apoyado en sus propósitos por Bernardo de Claraval, cuando ya se había impuesto como consejero papal y convertido en uno de los más notables líderes del cristianismo europeo.

1 Otros textos fijan la fecha en 1085.
2 También aquí hemos encontrado mencionado el año 1151.

La abadía de Saint Denis había sido levantada más de cuatrocientos años antes por el rey franconio Dagoberto en honor de Denis, el santo patrono de Francia, lo que le otorgaba gran prestigio. Allí recibían su educación y eran enterrados los reyes.3 Ser el abad de San Denis constituía un extraordinario honor. Su amistad con el rey, su clara inteligencia y su experiencia jurídica y diplomática convertirían a Suger en el asesor real por excelencia.

3 Acompañaban este prestigio, Reims, lugar de la consagración real, y París que se imponía cada vez más como residencia de los monarcas.

La dinastía de los Capetos reinaba en realidad sobre territorios relativamente reducidos, -aquellos comprendidos entre los valles del Loira y el Sena, la llamada Ile de France,- debiendo luchar permanentemente por imponerse a los señores feudales que habían sido la fuente del poder real. Luis VI combatió denodada y exitosamente contra los llamados "barones saqueadores". Fue apoyado por las comunas, que ayudó a instituir, y por la propia Iglesia. Esta fue premiada con el apoyo real y el pueblo recobró su tranquilidad. Por su parte el abad Suger continuó siendo su permanente y fiel consejero.

En el año 1137 murió Luis VI dejando una Francia que se recuperaba demográficamente, que aumentaba sus cultivos y estaba a salvo de peligros exteriores. El sucesor, Luis VII no quiso inicialmente a Suger como consejero. Este volvió a su abadía y se dedicó a las reformas que había iniciado en la Iglesia de Saint Denis. Este hecho es el que justifica su inclusión en nuestro círculo: en la iglesia de San Denis fue donde se aplicaron por primera vez en forma integral4 los nuevos principios del estilo constructivo gótico bajo la inspiración del abad Suger. Volveremos sobre el tema, pero mantengamos viva la constancia de este hecho.

4 Pocos años antes, alrededor del año 1100, los arquitectos de la catedral de Durham, al norte de Inglaterra y de la iglesia de San Ambrosio en Milán ya habían construido las primeras bóvedas de crucería con lo que elevaron y ensancharon sus naves. Cuando decimos integral nos referimos al empleo conjunto de estos y otros novedosos sistemas constructivos que en conjunto caracterizan al estilo gótico.

Suger fue llamado nuevamente a actuar cuando Thibaut, el conde de Champaña se rebeló contra el poder real. El abad resultó un árbitro excepcional logrando que se firmara la paz. Ello se hizo precisamente en la iglesia de San Denis, ya renovada.

Recobrado el favor real, Suger se opone inicialmente al proyecto inspirado por Bernardo de Claraval de iniciar una segunda cruzada. Sin embargo, el temor a enfrentarse con el poderoso abad de Claraval5 lo convence de la conveniencia de no oponerse a sus proyectos. En 1147 Luis VII parte para oriente al frente de la segunda cruzada y deja como regente a Suger. Este cumple su tarea con gran éxito, administrando sabiamente las finanzas reales, organizando los impuestos, promulgando leyes progresistas e impidiendo sublevaciones. Cuando en 1149 volvió el rey de una desastrosa experiencia, Suger, -contrariamente a lo que muchos pronosticaban,- le devuelve la corona a Luis VII, quien en agradecimiento lo nombra "Padre de la Patria".

5 Bernardo era conocido por su firmeza al defender sus ideales y temido por su lucha enconada contra todo aquel que se le opusiera o cuyas ideas no coincidieran con las suyas. Un ejemplo fue su campaña contra Pedro Abelardo: monje, filósofo, teólogo y poeta, llegó siendo muy joven a dirigir la prestigiosa Escuela Episcopal de París, a la que hizo célebre. Sus doctrinas, -y seguramente la envidia por su inteligencia,- le valieron la cárcel. Cumplida su sentencia se amparó en Champagna, donde el conde Thibaut lo apoyó en la construcción del Parácleto, centro independiente de estudios, muy liberal para su época, al que acudían multitudes de estudiosos. Muy cerca estaba la abadía de Claraval, que Bernardo dirigía según principios totalmente opuestos a los de Pedro Abelardo. Lleno de aprensión Abelardo abandonó su proyecto pero continuó escribiendo obras críticas que le valieron la vehemente denuncia de Bernardo ("... perseguidor de la fe, enemigo de la cruz, monje por fuera, hereje por dentro, fraile sin regla, abad sin disciplina, culebra tortuosa que sale de su caverna, nueva hidra ..."). Enfrentados en el Concilio de Sens, Pedro Abelardo fue condenado a perpetuo silencio y sus libros "heréticos" quemados. Vencido, se retiró a un monasterio de Borgoña, donde murió a los sesenta y tres años. Dice Rolf Toman en su libro "Gotik": "La controversia entre Bernardo y Abelardo tiene carácter ejemplar. Es un temprano capítulo en la larga lucha del conocimiento contra la fe, de la razón contra la autoridad, de la ciencia contra la iglesia, que comienza en la Edad Media y se define en el siglo XVIII cuando Kant somete a proceso crítico a la metafísica que, hasta entonces arrastraba una carga teológica ..."

2.- BERNARDO DE CLARAVAL

Bernardo, abad de Claraval fue otra extraordinaria figura de la época, a la que ya nos hemos referido. Estuvo íntimamente unido al destino del abad Suger, a la reforma monástica, a Francia y a la orden templaria. Hijo de una familia6 noble de Fontaines, cerca de Dijon en Borgoña, nació en 1090. Recibió una cuidadosa educación y se destacó en el estudio del trivium y el cuadrivium. Sus sueños místicos, visiones y trances causaron gran impresión sobre su familia y amigos. Ya formado, decide convertirse en monje. Convence a amigos y hermanos para que ingresen con él en el monasterio de Císter (Cîteaux), renombrado por su especial ascetismo, virtud que había sido abandonada por muchos integrantes de la orden benedictina. El abad Estéfano recibe al grupo de novicios en 1113. Un par de años más tarde, Bernardo es autorizado a crear un nuevo monasterio en el Valle de Absinthe, también llamado "de la Amargura", en la diócesis de Langres. El monasterio se funda el 25 de junio de 1115. Los terrenos para su construcción le fueron cedidos por Hugues, el Conde de Champaña. Bernardo rebautizó el lugar con el nombre de Clairvaux (Claraval, Valle Claro en español), al que dedicó toda su vida. Muy pronto fueron abriéndose nuevos monasterios siguiendo su ejemplo y bajo su égida, primero en Francia y más adelante en Alemania, Suecia, Inglaterra, Irlanda, Portugal, Suiza e Italia. El prestigio de Bernardo fue creciendo en forma meteórica y con él su influencia. Se convirtió en el árbitro por excelencia en los conflictos europeos de su época, teniendo siempre por objetivos los de conservar la unidad del mundo cristiano, combatir toda posible herejía y defender la justicia. Gracias a él, por ejemplo, fue reconocido el papa Inocencio II después de un prolongado conflicto con Anacleto II.

6 Decimotercer hijo de Tescelin le Roux y de D'Aleth de Montbard. Su abuelo materno fue el padre de André de Montbard.

Bernardo fue el secretario del Concilio de Troyes (1128), que otorgó la Regla a la Orden del Temple.7

7 En su trabajo "De Laudibus Novae Militiae" hace el panegírico de la nueva Orden.

Ganó adeptos permanentemente y al morir en 1153 su abadía tenía seiscientos integrantes y se habían fundado, siguiendo su ejemplo, otras sesenta.

3.- LAS CRUZADAS

Con este nombre se conocen las expediciones de la cristiandad europea a Oriente Medio para reconquistar Jerusalén y el Santo Sepulcro. Estos estaban en poder de los árabes musulmanes desde el año 636, que respetaban los lugares santos de la cristiandad y permitían las peregrinaciones. Pero en el año 1078, los Turcos, llegados de Turquestán, se apoderaron de la Ciudad Santa, comenzando a perseguir a los peregrinos, -que en la práctica no podían llegar a visitar la tumba de Cristo,- a amenazar a la propia Europa y en primer término a Constantinopla, la capital del Imperio de Oriente. Su Emperador, Alejo Comneno pidió auxilio al Papa Urbano II.

Este declaró la Guerra Santa y en 1096 toda Europa Occidental se movilizó. Al llamado papal, -que incluía promesas hechas a los participantes de recibir indulgencias para los pecados, respeto de sus bienes y moratoria de sus deudas,- se unen un entusiasta fervor religioso, una medieval sed de aventuras, el reprimido deseo de los caballeros por luchar y en muchos casos la esperanza de hacer fortuna. La Iglesia no fue ajena al deseo de agregar territorios y recibir botines. Los mercaderes se entusiasmaron con la posibilidad de abrir las rutas para la importación de especias y seda y dominar la navegación mediterránea. Todos vieron la ventaja de crear una frontera segura que impidiera la expansión del Islam.

En la primera Cruzada, un monje carismático, Pedro el Ermitaño, arrastró a multitudes sin pertrechos ni alimentos a una desastrosa aventura en la que la mayoría de sus integrantes murió de hambre o asesinada por los turcos, no sin antes perpetrar actos vandálicos cuyas principales víctimas fueron los judíos de Worms, Maguncia, Colonia y otras ciudades, por el simple hecho de ser "infieles".8 Pero los verdaderos ejércitos que lucharon en esta primera Cruzada que comenzó meses después, fueron cuatro. El que interesa a los efectos de nuestro planteamiento es el proveniente del norte francés comandado por Hugo de Vermandois (hermano del rey de Francia Felipe I) y por Godofredo de Bouillon, duque de la Baja Lorena (acompañado por su hermanos Balduino y Eustaquio).9

8 Llamada "Falsa Cruzada".
9 El ejército más numeroso provenía del sudeste francés teniendo a su frente al Conde de Toulouse, Raimundo de Saint-Gilles; un tercer ejército salió del sur de Italia, formado por normandos comandados por Bohemundo y Tancredo de Tarento; por último un contingente liderado por Roberto de Flandes.

Reunidas las cuatro fuerzas en Constantinopla, toman Nicea y un año después también Antioquía, donde exterminan a todos los musulmanes. Pero las duras luchas habían diezmado también a los cristianos y quedaba solamente una tercera parte de los cinco mil caballeros y veinticinco mil soldados que habían partido. A pesar de ello, un año después (1099) toman Jerusalén, bañándola en sangre de musulmanes y judíos.

Cumplida su misión, la mayoría de los caballeros volvieron a Europa. Godofredo, -que había formado su batallón con caballeros de Lorena y Flandes,- se quedó10 y fue elegido gobernante con el título de "Defensor del Santo Sepulcro" ("Advocatus Sancti Sepulchri"). El reino se dividió en forma feudal, abarcando territorios en Antioquía, Siria y Líbano. Poco más de un año después murió y su hermano fue coronado rey de Jerusalén bajo el nombre de Balduino I. Balduino I reinó desde el año 1100 hasta 1118. Lo sucedió su primo Balduino II, quien reinaría hasta 1131. El "reino" se había reducido a Jerusalén y una franja costera como consecuencia de contraofensivas turcas que reconquistaron la mayoría de los territorios. Sin embargo Godofredo y luego los dos Balduinos lograron establecer un sistema institucional básico.

10 Godfrey había "quemado sus puentes" con Francia, seguro de que se quedaría en Tierra Santa: vendió su castillo en Buillon, que poseía como Duque de la Baja Lorena.

Cuando los turcos capturaron Edesa en 1144, nuestro ya conocido rey Luis VII de Francia junto con el emperador alemán Conrado III, Federico de Suevia y los reyes de Bohemia y Polonia se unieron para una segunda cruzada, que terminó con un rotundo fracaso.11

11 En 1187 Saladino afirmó su poder sobre Egipto, Siria, Mesopotamia y Jerusalén. El Papa Gregorio VIII proclamó una tercera cruzada. A pesar de triunfos tácticos, el inglés Ricardo Corazón de León no logró tomar Jerusalén, pero estableció una tregua de cinco años. En 1202 una cuarta cruzada quiso aprovechar la muerte de Saladino para llenar el vacío de poder que se había producido. Pero se desvió de su objetivo jerosolimitano y los ejércitos atacaron a la cristiana Constantinopla, fundando un Imperio Latino de Oriente que se mantiene durante cincuenta años.
La quinta cruzada partió de Alemania en 1218 y en 1221 sólo se logró establecer una tregua de ocho años.
La sexta cruzada del emperador alemán Federico II terminó con otra tregua por la que Jerusalén, Belén, Nazaret, Tiro y Sidón quedaron en manos cristianas a cambio de dejar a los musulmanes la mezquita de Omán.
La séptima se organizó después que los turcos tomaron Jerusalén degollando a los "infieles". Se programaba conquistar Egipto para llegar a Jerusalén por el sur. Fracasó porque el río Nilo se desbordó y aisló a los ejércitos que fueron diezmados por la enfermedad. Para salvarse, Luis IX de Francia debió pagar rescate. El mismo rey salió para oriente en 1270 para reconquistar Cesárea, Haifa, Galilea y Antioquia, que los mamelucos egipcios habían ocupado. Nuevamente la epidemia frustró sus planes para esta octava cruzada. El rey fue una de las víctimas.
Los territorios orientales del cristianismo fueron deshaciéndose, algunos por reyertas internas de los caballeros, otros por ataques musulmanes que destruyeron todas las fortalezas europeas.

Sucesivos intentos tuvieron el mismo destino. La más clara muestra de estos resultados fue el abandono de Tierra Santa por órdenes militares como las de los Caballeros de San Juan o los Caballeros Teutónicos, que había sido la única valla ante el Islam. La Orden del Templo, la más persistente, fue suprimida en 1312.

4.- LOS TEMPLARIOS

Junto con Godofredo, el primer gobernador de Jerusalén, y su hermano Balduino que lo sucedería coronado como rey, se quedaron en Tierra Santa, adoptando la Regla de los Agustinos, Hughes de Payns del condado de Champaña y Geoffroy de Saint Omer. Presuntamente se dedicaron a cuidar el paso de peregrinos que provenientes del norte querían pasar por Atlit para llegar a Jerusalén. Con los años, otros caballeros que ya estaban en Tierra Santa o que llegaron después de 109912 se les irían unieron para formar un grupo muy cerrado al que denominarían los "Pobres Soldados de Cristo". A pesar de que repetidamente se habla de nueve integrantes del grupo, sólo existe constancia de la existencia de ocho:

12 Según Luis Charpentier la semilla templaria estaba integrada hasta 1118 solamente por Hughes de Payers y Geoffrey de Saint Omer, y el resto de los caballeros recién fueron reclutados cerca de 1118 por Hughes el Conde de Champaña.

Hugues de Payens,13 Geoffrey14 de Saint-Omer, Payen15 de Montdidier, Archmabaud de Saint-Agnan,16 André de Montbard (tío de Bernardo de Claraval), Godefroy Bisol,17 Gondemar,18 y Rolando (o Rossel) de Saint Omer.

13 Ó Pains, o Payen.
14 Ó Geoffroi ó Bisol.
15 Ó Nivard.
16 Ó Aignan.
17 Ó Godefroy de Bissot ó Geofrey Bisot.
18 Ó Gondemare ó Gondemar de Portugal.

Como noveno integrante de este grupo es mencionado en muchos textos Hugues, el conde de Champaña. Recordemos su nombre, porque tiene un importante papel en las interrogantes que abriremos al final de este capítulo.

Hugues de Champaña parece haber visitado por primera vez Tierra Santa en 1104. Su viaje pudo haber sido precedido por un cónclave integrado por importantes nobles franceses.19

19 Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln en su libro "The Holy Blood and the Holy Grail" dicen que a este cónclave asistió Andre de Montbard, lo que es imposible dado que este nació en 1090, por lo que en 1104 hubiera tenido solamente catorce años. La lógica nos indica pues que su ingreso en la Orden templaria pudo haber sido en una etapa posterior, posiblemente recién en 1118.

EL ENLACE JUDAICO

En el siglo VIII Carlomagno adoptó una política de tolerancia hacia los judíos europeos (ver Capítulo 13) lo que les facilitó su movimiento a través de las antiguas fronteras. Fuertes colectividades se consolidaron en la cuenca del río Rin (Worms, Mainz, Speyer, Frankfurt, etc.) y en las de los ríos Sena, Loire y Mosa. El centro religioso y administrativo judío de esta zona francesa estaba en Troyes, la capital del condado de Champaña, y sede del gobierno de su conde, Hugues de Champaña.20

20 Ya vimos que Godofredo de Boullion, uno de los líderes de la primera cruzada y luego gobernador de Jerusalén, era el titular del ducado de Lorena, limítrofe con Champaña.

Precisamente en esta ciudad desarrollaba su actividad Rabí Salomón Ben Isaac21 (1040-1105), -conocido como Rashi, las iniciales de su nombre,- uno de los más conocidos escolásticos judíos medievales y cuyos comentarios bíblicos y talmúdicos son aún hoy de permanente consulta. También se destacó por sus conocimientos cabalísticos.22, 23

21 Shlomo Ben Itzjak
22 La Cábala (Tradición) surgió en Tierra Santa en la misma época en que vivió Jesús, con un fuerte sentido de misticismo y extática contemplación del Trono Divino (Mercaváh). El primer texto conocido, Sefer Yetzirá (Libro de la Creación) se escribe entre los siglos III y VI.
23 Su actividad "profana": fabricar y vender vinos, a la vez que atendía el rabinato de Troyes.

Cuando Godofredo organizó su ejército para integrar la primera cruzada, necesitó información sobre Tierra Santa. ¿Quién mejor que un erudito como Rashi, con conocimientos sobre historia judía y geografía del Cercano Oriente, pudo ser su asesor? Sintomático es el hecho de que tanto sus propiedades como la riquísima biblioteca que poseía fue siempre respetada, aún después de su muerte en 1004, cuando quedó en manos de sus yernos. Es lógico suponer que también Hugues de Champaña realizó consultas con Rashi al apoyar la primera cruzada en preparación y cuando posteriormente organizó su visita a oriente.

UN ENCUENTRO DECISIVO

Durante su visita a Oriente, Hugues de Champaña se encontró con Hugues de Payens y a Geoffrey de Saint-Omer, que decían desarrollar una anónima y aun no institucionalizada actividad en los caminos, defendiendo a los peregrinos.24 Hugues de Champaña parece haber regresado a Francia recién en 1108. ¿Qué hizo durante cuatro años uno de los nobles más poderosos de Francia en esta tierra desértica llena de peligros? La imaginación es libre, aunque no tenga nada que ver con la Historia. Según Luis Charpentier25 cuando Hugues de Champaña regresa trae textos en hebreo para su estudio en la abadía de Citeaux. Cabe preguntarnos: ¿si bien los monjes poseían conocimientos de la lengua hebrea, parece posible que Hugues no hubiera aprovechado el asesoramiento de los sucesores de Rashi para analizar sus hallazgos o sus ideas?

24 Toda la información disponible sobre estos acontecimientos está basada en los escrito más de medio siglo después por Guillaume, el arzobispo de Tiro, quien seguramente se basó en relatos y documentos proporcionados por los propios Templarios, por lo que su autenticidad es dudosa.
25 "Los Misterios Templarios", editorial Apóstrofe, 1995, Barcelona.

El mismo autor dice que Hugues de Champaña se queda en Francia hasta el año 1114, cuando vuelve a Tierra Santa, acompañado ahora, presuntamente, por André de Montbard, joven tío de nuestro Bernardo de Claraval.

Este año de 1114 parece ser el año de la consolidación informal de la Orden. André se queda, pero Hugues de Champaña regresa a Europa y apenas llegado dona a Bernardo las tierras donde éste fundaría su nuevo monasterio de Claraval. ¿Coincidencia?

En 1118 se produjeron dos hechos importantes: el Patriarca de Jerusalén26 otorgó a Hughes de Payens la Orden denominada de los "Pobres Caballeros de Cristo". Balduino I había muerto y el trono de Jerusalén había sido ocupado por Balduino II. Cuando presuntamente llegaron seis caballeros a reunirse con Hugues de Payes y Godffrey de Saint Omer, trajeron con ellos una recomendación del ya abad de Claraval, Bernardo, ratificada por el Conde de Champaña, con suficiente influencia como para justificar que Balduino II27 les cediera el ala oriental de su palacio, donde supuestamente se había levantado el Templo del rey Salomón.28 Ello justifica que en el futuro se les llamara "Caballeros del Templo" o "Templarios". Su lema sería "Non Nobis Domine, Non Nobis, Sed Nomini Tuo Da Gloriam" ("No por nosotros, Dios, no por nosotros, sino por la gloria de tu Nombre").

26 Gordond o Warmund de Piquigny.
27 Según Guillermo, Obispo de Tiro, y cronista de los sucesos de la época que estudiamos, el rey que facilitó las dependencias a los que serían los Templarios fue Balduino II y no Balduino I como aparece en muchos relatos.
28 El rey Salomón había construido el Templo en 975 A.C. En el 722 A.C. fue saqueado por los asirios. Nabucodonosor lo destruyó en el 583 A.C. Ciro liberó a los judíos de su cautiverio en Babilonia en el año 538 A.C. En el 515 A.C., bajo el reinado de Zorobabel se edificó el Segundo Templo, mucho más modesto que el primero. En el 168 A.C. este Segundo Templo fue saqueado y dedicado a Zeus por Antíoco IV. En el 164 A.C. Matatías y luego Judá el Macabeo purificaron el templo (Fiesta de Janucá). Herodes lo amplió en el año 18 D.C. y Tito lo destruyó en el 70 D.C. Por lo tanto las ruinas en las que asentaron los templarios eran las del Segundo Templo ampliado por Herodes.

En los nueve años siguientes no aceptaron nuevos integrantes y la actividad que se les atribuye comúnmente es la policial, para guardar los caminos y proteger a los peregrinos. Las aventuras de este pequeño grupo no figuran en ninguna crónica de la época y toda su actuación se desarrolla con gran discreción.

Ocho años transcurrieron en los que prácticamente no se supo de ellos, alojados en el anexo del Templo, con acceso a sus sótanos y luego, -cuando la residencia real se trasladó a la Torre de David,- a todas las ruinas del Templo.

En 1126 el Conde de Champaña fue llamado por los Templarios y, -a pesar de ser el noble más poderoso de Francia,- abandonó familia, bienes y títulos y se unió a ellos en Tierra Santa.

Sólo un año después, -1127,- seis de ellos regresaron a Francia (cuatro quedaron vigilando el Templo), y tras una corta visita al Papa se dirigieron a Champaña, donde aparentemente Bernardo asume la dirección informal de la Orden y como ya se dijo logró que el Concilio de Troyes (1128), del cual fue promotor y secretario, aprobara la creación de la Regla para los Templarios. El mismo redacta la Regla cuya versión definitiva termina en 1131. Su tratado posterior "De Laude Novae Militiae" contiene las bases ideológicas de la "caballería cristiana". Rezos, ejercicios místicos, secreto y defensa de los santos lugares eran las principales obligaciones.

En posesión de la Regla y nombrado Gran Maestro, Hugo de Payne pudo comenzar una intensa y exitosa campaña de reclutamiento de "milicianos" y de recolección de fondos, convirtiendo a la Orden en la más rica de la cristiandad.

LA RELACIÓN ISLÁMICA

Con el propósito de equilibrar la información que proporcionamos al lector en esta intrincada trama de hechos y mitos, cabe mencionar dos presuntos factores de los que se ha hecho uso y abuso por parte de investigadores dedicados a contar la historia templaria.

MAHOMA

Para una correcta ubicación debemos ante todo hacer un esquemático repaso a las características del Islam: su fundador, Mahoma (Muhammad) (570-632), comienzó ya su prédica en el año 607. Perseguido, se vio obligado a huir en el 622 (hégira). Convirtió a multitudes árabes, estalló la guerra y Mahoma entró triunfalmente a La Meca, desde donde sometió a todas las tribus rebeldes, fundándose así el Islamismo.

EL CORAN

Recién después de la muerte de Mahoma, entre los años 640 a 650, se escribió la primera versión del Corán (Qur'an) conteniendo los recuerdos de lo que predicó Mahoma. Ediciones corregidas fueron posteriormente adecuando el texto a las distintas corrientes. En este libro se expresa el "mensaje divino", cuya interpretación hubiera debido ser individual, sin sacerdotes. Pero como en todas las religiones, cada grupo sostuvo la definición que mejor se adecuara a sus intereses o intenciones.

En su esquema original el Corán sostiene la existencia de un Dios único,29 se describen las revelaciones desde Abraham a Mahoma, y se cuenta la historia sagrada del mundo afirmando la existencia del cielo, el infierno y el juicio final.

29 Se reconocen también ángeles, demonios y genios (yiin) de raíz beduina preislámica.

Establece también normas de moral y costumbres basadas en la fe, la oración, normas dietéticas30 y sanitarias, moderación, ayuno, limosna, peregrinación, mutualismo y guerra santa (yihad).

30 Carne sin sangre (como el "kasher" judío), y prohibición de consumir carne de cerdo o perro.

LA SUCESIÓN DE MAHOMA

La sucesión de Mahoma creó la división entre los sunníes, ortodoxos y partidarios de la elección de los califas que sucederían al líder, y los chiítas, partidarios de Ali el sobrino y yerno31 de Mahoma a quien querían como sucesor. Los sunníes32 conquistaron el poder33 y al consolidarse el gobierno de sus califas y como reacción a las costumbres mundanas y el lujo exuberante de sus cortes, surgió el ascetismo.

31 Casado con Fátima (606-633) la hija de Mahoma.
32 Hoy los sunníes son mayoritarios en el mundo musulmán. Los chiítas detentan el poder en Irán (Ayatolá Jumeini) y se encuentran células en Irak y Líbano (Jizbala).
33 Omar, el primer califa.

EL MISTICISMO EN EL ISLAM

Llegamos aquí al primero de los contactos orientales que posiblemente hayan tenido los templarios: aquellos musulmanes que supieron renunciar a la riqueza y se dedicaron a la meditación se denominaron sufíes34 en el Irak35 de los siglos VII y VIII. La transición del ascetismo al misticismo, a pesar de la oposición de la ortodoxia, se produjo en el siglo IX en Irak y Egipto, siguiendo pautas que ya habían motivado a los eremitas cristianos y otras cuyas raíces se encuentran en corrientes esotéricas egipcias, persas e hindúes.36 Siguiendo tendencias propias de la época, estos misterios fundamentales llevaron a sus practicantes al campo del ocultismo y la magia, que en muchos casos se manifestaban en experiencias alquímicas. ¿Creyeron encontrar en ellas la piedra filosofal o el elixir de la larga vida? ¿Eran éstos hallazgos reales o sólo una forma sufí de definir el camino para llegar a la Verdad o de conocer el futuro? Si alcanzaron objetivos, ¿pudieron éstos ser tan importantes que se transformaron en talismanes que al ser conocidos por los templarios les permitieron a estos impresionar al mundo occidental y alcanzar el inmenso poder que detentaron en los próximos dos siglos?

34 También llamados "faquires", los "pobres" en árabe. ¿Nos recuerdan el nombre de "Los Pobres Soldados de Cristo" con que se identificaron los futuros templarios? Se les designo igualmente como "derviches" en persa "religioso mahometano". Sus líderes se llamaron "sheij".
35 El teólogo apocalíptico Hasan al Basri (m. 728) y la mística Rabia al Adawiyya, que progonaba la adoración de Dios con amor y alegría.
36 Dicen que adquieren su sabiduría rechazando el materialismo terrenal, recordando la promesa del otro mundo, amando a Dios y buscando la senda que lo conducirá a una vida futura (inmortalidad).

LOS PRIMEROS FUNDAMENTALISTAS

Durante los años de gestación de la orden templaria ésta tuvo igualmente relación con un movimiento revolucionario que se destacó en el mundo musulmán del cercano oriente, cuya importancia no fue solamente local sino que creó las bases, primero para lo que hoy conocemos como fundamentalismo islámico y segundo para el terrorismo en sus más siniestras formas: el de los asesinos (assassins). Su creador fue Hassan i Sabbah, de origen persa e intensa actividad pública, que ubicó en 1090 su centro de actividad política y económica en la fortaleza de Alamut, sobre la cordillera de Elburs, al sur del mar Caspio, cerca de Kazvin, en Irán.37 El y sus adeptos montañeses se hicieron partidarios de Nizar, el nuevo dictador ismailita, -parte de los chiítas,- que introdujo fundamentales cambios en la doctrina de esta secta, especialmente la obligación del terrorismo como deber sagrado de la religión. Hassan, como líder de los asesinos sublimizó esta doctrina iniciando una guerra de guerrillas que le permitió conquistar varias plazas fuertes en Irán e Irak, crear una red de agentes en todo el oriente y un cuerpo de devotos terroristas dispuestos a sacrificar su vida,38, 39 con lo que el poder detentado por el "Viejo de la Montaña" utilizando como arma el miedo, se hizo tremendo.

37 De aquí el origen de su apodo "El Viejo de la Montaña".
38 Enciclopedia Británica: "Assassins".
39 Dos son las teorías que explican la utilización de la palabra assassin (de la cual deriva la actual asesino).Una que dice que son los seguidores de Hassan. La otra, que a los terroristas se les daba hashish antes de salir a ejecutar sus operaciones (hashishin, consumidor de hashish).

La vinculación de los templarios con los assessinos es posible dada la coincidencia temporal y geográfica. Ambas órdenes tenían motivaciones guerreras y religiosas, monjes-soldados motivados por un ideal. En la batalla sólo podrían darse por vencidos ante un número imbatible de enemigos. El "Viejo de la Montaña" era el "gran maestro" de autoridad inapelable, al igual que el Gran Maestro de los Templarios. La estructura piramidal de ambas organizaciones. Los colores blanco y rojo que distinguían sus ropajes. El manto misterioso de todo lo oriental pudo hacer que los templarios cerraran los ojos a las más tenebrosas características de este grupo terrorista y fijaran su atención en sus objetivos: unificar política y religiosamente al mundo árabe como nación bajo el dominio del terror.

También los templarios fijaron como objetivo estratégico el de establecer un orden sinárquico que unificara toda Europa, borrando las fronteras políticas y transformándola en un centro cultural sincrético en el que las tres religiones monoteístas aportaran su herencia intelectual, -filosófica y científica,- en un mundo de paz y justicia. Si bien la táctica templaria no es en absoluto comparable a la de los assassins, utilizaron para lograr sus fines sofisticados medios políticos y económicos. La gran duda surge cuando nos preguntamos si estos medios fueron los únicos o contaban con otros, secretos, que les permitieron lograr sus objetivos con una celeridad e intensidad incomparables.

LA CUADRATURA CONJETURAL

Violando toda norma estética de edición, desde la parte 1, "Suger, Abad de Saint Denis", hemos marcado en "negrita" a lo largo de todo el texto anterior, los elementos de esta historia sobre los cuales el lector podrá plantear su propia hipótesis, que si bien será imposible de comprobar, puede conformar una progresión más aceptable que la simple casualidad con que se presenta la aparición de hechos aparentemente inconexos.

Vimos como Hughes de Payens y Geoffrey de Saint Omer acompañaron a Godofredo de Boullion en la primera cruzada. Los tres se habían informado sobre la historia y la geografía de Tierra Santa, contando para ello con el auxilio de Rashi el rabino de Troyes y los monjes de Citeaux (Císter).

Tengamos en cuenta que las repeticiones intencionales de información en las que incurriremos, nos permitirán mezclar hechos con interpretaciones no probadas.

Llegados a su destino, Godofredo fue nombrado gobernador y apoyó a sus dos lugartenientes que se dedicaron a recabar información y a contactarse con personajes y grupos influyentes de la zona: sufíes, assessins, cabalistas, gnósticos y juanistas. Cuando el conde de Champaña llegó en 1004 a Tierra Santa, compartió esfuerzos con Hugues de Payens y Geoffrey de Saint-Omer para comprobar que las presunciones y leyendas que habían conocido de boca de musulmanes y judíos, eran más que eso. Cuatro años fueron dedicados por el trío a descubrir misterios. Cuando el conde volvió en 1008 a Troyes llevó con él las primeras pruebas de la existencia de misterios ocultos. Sus asesores, monjes de Citeaux y eruditos judíos, recibieron el material para su estudio. Convencido de la importancia de sus hallazgos, volvió a Tierra Santa en 1114 acompañado por André de Montbard. Regresó a Troyes y contactó al precoz Bernardo (sobrino de André, por lo que su discreción estaba asegurada) que ya había ganado un limitado pero firme prestigio por su inteligencia y erudición. Lo hizo partícipe de sus expectativas y para sellar su comunidad de intereses le donó los terrenos donde Bernardo fundaría su propio monasterio.

En 1118 Hugues de Payens cuenta con suficientes recomendaciones como para conseguir fácilmente la ayuda de Balduino II. Este cede a los templarios las ruinas del Templo del Rey Salomón,40 sobre las que ya en el 692 se había levantado la mezquita de la Roca. ¿Encuentran algo los templarios entre las ruinas del Templo? ¿Sus hallazgos justifican el poder adquirido por los templarios a partir de este momento?

40 Construido en el 975 A.C, saqueado por los Asirios en el 722 A.C. y destruido por los Caldeos de Babilonia (Nabucodonosor II) en el 583 A.C.
Cuando los judíos retornaron de su exilio en Babilonia construyeron un templo mucho más modesto. Su construcción fue ordenada por Ciro, pero concluida durante el reinado de Darío, en el 515 A.C. bajo el liderazgo de Zorobabel. Sometidos los judíos por Alejandro Magno (Macedonia), Ptolomeo (Egipto), Antíoco (Siria), el Segundo Templo fue saqueado y dedicado a Zeus por Antíoco IV (168 A.C.). Matatías y luego Judá el Macabeo reconquistaron y purificaron el Templo (164 A.C.). (Esto se festeja en la fiesta de Janucá). Desde entonces, -primero como territorio autonómico dentro del Imperio Sirio, luego como reino independiente (Dinastía Jasmonea), y finalmente bajo dominio romano,- el Segundo Templo mantuvo una inestable existencia. Herodes lo amplió en el año 18 D.C. y Tito lo destruyó en el 70 D.C.

Recurramos ante todo a las conjeturas de autores que con mayor o menor autoridad han elaborado sus teorías sobre lo ocurrido, algunas de las cuales describiremos a continuación.

M.P. Blavatsky en su libro "Descubrimiento de Isis" da la siguiente información que nos muestra una de las posibles corrientes de pensamiento con las que se encontraron los Soldados de Cristo: "El objetivo secreto (de los juanistas) era la libertad de pensamiento y la restauración de una única y universal religión. Habiendo hecho votos de obediencia, pobreza y castidad, ellos eran antes que nada los verdaderos caballeros de Juan Bautista ..."

Graham Hancock en "The Sign and the Seal" (Ed. Mandarin, 1992), menciona la posibilidad de que ... "en las excavaciones en el Monte del Templo, ellos (los templarios) hayan desenterrado rollos, manuscritos, teoremas o planos describiendo el Templo de Salomón ... y que contuvieran los secretos arquitectónicos perdidos sobe geometría, proporciones, equilibrio y armonía que habían sido conocidos por los constructores de las pirámides y otros grandes monumentos de la antigüedad."

Un manuscrito de Theorderic, un peregrino del año 1174 de dudosa pero posible autenticidad explica: "Del otro lado del palacio, los templarios levantaron una nueva edificación cuya altura, largo y ancho, sus sótanos y comedores, escaleras y techos eran muy superiores a lo acostumbrado. El techo era tan alto, que si lo menciono sería muy difícil de creer".41

41 Nos permitimos acotar que es posible que las construcciones vistas por este peregrino fueran las del nuevo palacio del rey, al Este de la ciudad, y que fuera ocupado por la corte en 1120, dejando todas las ruinas del Templo y la mezquita en manos de los templarios.

Louis Charpentier en "El Enigma de la Catedral de Chartres" (ed. Plaza y Janés, Barcelona, 1969) comenta este testimonio: "Claramente él (Theorderic) vio en el arte arquitectónico templario algo sobrenaturalmente avanzado, habiéndose impresionado particularmente por los altísimos techos y arcos que edificaron ... que (también luego) fueron los rasgos de la fórmula arquitectónica gótica científicamente superiores a los conocimientos de la época."

Graham Hancock en "The Sign and de Seal" escribe que "los arquitectos y constructores (de la Catedral de Chartres) usaron claves de gematria42 para deletrear misteriosas frases por medio de las proporciones y medidas de la catedral". Y en la misma obra pregunta: "¿Los templarios compartieron sus secretos con San Bernardo como recompensa por el entusiasta apoyo a su Orden?"

42 La Cábala utiliza elementos matemáticos tales como matrices, geometría, números, gráficos, caracteres, letras, etc. relacionados con la Biblia, para interpretar verdades trascendentales. A cada nivel espiritual le corresponde un nombre y el número equivalente a la suma de las letras del nombre. La transformación de un nombre a un número se denomina "gematria".

Doríforo de Policleto
Doríforo de Policleto

Así pues, los posibles hallazgos de los soldados de Cristo pueden haber sido: el Arca de la Alianza,43 el Santo Grial,44 la lanza de Longinos,45 un tesoro de oro y plata que daría el primer impulso a la riqueza de los templarios, documentos relacionados con la historia de la Iglesia, secretos cabalísticos, compendios de la antigua sabiduría oriental y de la tradición oculta, las fórmulas de la razón áurea,46 etc.

43 Ver nuestro capítulo 5, "Del Tabernáculo al Templo".
44 Según distintas interpretaciones: la copa donde en el Tabernáculo se puso Maná, o la copa con la que Jesús brindó en la Ultima Cena, o en la que se recogió la sangre de las heridas de Jesús.
45 La lanza del centurión que hirió a Jesús en la cruz.
46 También llamada proporción divina, número de oro, o sección áurea, cuya clave es la letra griega Φ (FI) que representa el número irracional 1,61803...
El monje del siglo XV Lucca Pacioli lo relacionó con la Santa Trinidad: así como in divinic hay una misma sustancia en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la misma proporción se encontrará siempre entre tres términos. Su expresión algebraica fue expresada así: (Φ + 1) / Φ = Φ. Invitamos al lector a gozar intelectualmente haciendo el cálculo.
Se alega que la proporción aparece en la naturaleza: la altura del hombre dividida por la distancia entre el ombligo y el suelo, da aproximadamente 1,618... Con menor exactitud, se ha tratado de encontrar que la altura de uno de los tres triángulos de la Pirámide de Keops dividida entre el lado de la pirámide es igual a Φ/2.
Con menor éxito se ha tratado de encontrar la proporción en edificios griegos de la antigüedad. La proporción áurea aparece también en el desarrollo de los vegetales, las piñas y la formación de conchas marinas.
Leonardo Pisano Fibonacci (1170-1250), el extraordinario matemático medieval creó una secuencia numérica en la que cada número es la suma de los dos precedentes: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1597, 2584, ... y la división del término mayor sobre el menor da como resultado, aproximadamente ... el número de oro!
¿Será esta la clave de la naturaleza?

Leonardo Pisano Fibonacci
Leonardo Pisano Fibonacci

Nunca sabremos qué encontraron los templarios. Pero es evidente que su hallazgo debe haber sido de tremenda importancia, juzgado de acuerdo a la mentalidad de la época, para que monarcas y papas otorgaran un poder casi ilimitado a la nueva Orden. Y no solamente poder, sino también independencia, ya que por encima de formalidades, aparentemente la Orden se servía a sí misma, cuidando sus propios intereses.

Creada la Orden, comenzaron a llover las donaciones: tierras, castillos y propiedades de todo tipo pasaron a manos de estos monjes guerreros preferidos del Papa, que vió en ellos el brazo ejecutor para imponer su poder por sobre el de los monarcas.

Los templarios establecieron un sistema de "encomiendas" que desarrolló sus propiedades llenándolas de ganado de todo tipo. Los mares fueron suyos, pues eran dueños de los barcos que los atravesaban. Reyes y príncipes pedían su protección. Los caballeros competían por el honor de integrar la Orden.

LA CAÍDA

Debido a su tremendo poder fue que en definitiva la Orden del Temple sería aplastada por la Iglesia y las monarquías unidas. La explicación más admisible es la del miedo contenido que provocaba el poder de los templarios, espiritual y temporal, religioso y económico, intelectual y político.

La caída de los templarios comenzó en el cercano oriente, cuna de su poderío: allí estaba pasando algo: Salah al-Din Yusuf (1138-1193), "Saladino", sultán de Egipto y de Siria, inició la reconquista provocando repetidas derrotas de los cristianos. Tras la caída en sus manos de Jerusalén (1187), Trípoli, Acre, Tiro, Sidón y Beirut fueron conquistadas por los musulmanes y los templarios se refugiaron en Chipre.

En 1293 fue designado Gran Maestro Jacobo de Molay. En 1306 fue convocado a Roma por el papa Clemente V. Su viaje a Europa se convirtió en una trampa urdida por el rey de Francia Felipe IV, el Hermoso, que debía grandes sumas al tesoro templario y temía que Francia se convirtiera en un feudo de la Orden. Se abrió una investigación en la que los templarios fueron acusados de idolatría, sodomía, herejía, magia, etc., y el rey con la anuencia del papa los arrestó a casi todos. Entre ellos estaba de Molay. Fueron interrogados y torturados, arrancándoles tremendas confesiones.

En 1311 una bula papal (Vox in Excelso) disolvió la Orden del Temple. Los templarios serían juzgados. Primero condenados a cadena perpetua, luego de retractarse se revisó el veredicto y el fallo fue el de aplicar la pena capital de inmediato (18 de marzo de 1314). La leyenda dice que Jacobo de Molay, antes de morir, maldijo al papa y al rey. Lo que no es leyenda es que Clemente V murió treinta y seis días después y Felipe sufrió una fatal caída de un caballo pasados nueve meses.

No caben muchas esperanzas de que conozcamos la base del poder templario. Pero a los efectos de nuestro estudio puede establecerse como realidad, la coincidencia de fechas y personajes de esta trama. Como consecuencia, vemos cómo a partir de la aprobación de la Regla de los Caballeros del Templo, surge un nuevo estilo gótico, difícilmente explicable por la simple evolución del románico. El abad Suger, aliado de Bernardo, reforma la iglesia de Saint Denis con innovaciones revolucionarias. En 1134 se comienzan también las obras de construcción de la catedral de Chartres, en la que se muestra por primera vez en todo su esplendor el estilo gótico, resultado de toda una tradición oculta y conocimientos ancestrales perdidos durante los largos siglos de oscuridad y caos medieval.

Cualesquiera hayan sido los hallazgos de los templarios en Tierra Santa, es indudable que no sólo el dinero de que dispusieron fue el catalizador de la intensa y simultánea construcción en toda Europa de 80 catedrales y 500 abadías en los poco más de cien años que transcurrieron desde 1134 hasta 1270, en toda Europa y de cuyo estilo nos ocuparemos en el próximo capítulo.

¿Terminó así la historia templaria? La imaginación es libre, nuestros queridos lectores.


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