Cosmos e Inmortalidad© - 4
José Schlosser

CUARTA PARTE

EL RITUAL


La enseñanza simbólica implica la necesidad de que el masón se entregue sin resistencias a la corriente del ritual que se desarrolla en cada tenida. Ello comienza con un acto de voluntad por el cual se deja llevar por esa fuerza nueva y desconocida. Luego se va produciendo una inmersión cada vez más profunda en el significado oculto de las verdades que se vienen transmitiendo a través de los siglos. Y así se va llegando a la identificación del Hermano con la multitud de iluminados que, generación tras generación, recorrieron ese mismo cauce turbulento, tratando de desentrañar el enigma del Cosmos y el milagro del espíritu humano, símbolos ambos de la Fuerza Superior en la que cada uno puso su Fe.

Por eso es tan difícil e implica tanta responsabilidad la labor del Maestro. Porque él debe señalarle el camino al Aprendiz, y marcar el punto a partir del cual debe avanzar. Debe enseñarle también que debe recorrer esa ruta infinita de sabiduría por sí mismo. Nada puede sustituir el arduo trabajo del Aprendiz. Ni siquiera el corazón cariñoso y la mente atenta del Vigilante que acompaña el progreso, solventa las dudas, diluye el natural escepticismo y encauza la rebeldía que asalta al obrero ante lo desconocido.

No existen alternativas: cada Hermano debe desbastar, debe labrar por sí mismo la piedra bruta de su personalidad profana y darle la forma pulida y acabada que le permita integrarse al edificio de su propia perfección. Cada uno de los Hermanos que lo acompañan en el T:., está dispuesto a apoyar los esfuerzos del nuevo eslabón que se integra a la C:.. Pero no se debe olvidar que comprensión se conjuga con apertura, que esta hermandad no se recibe con la sangre sino que hay que conquistarla, que la simpatía se paga con tolerancia, que el aprendizaje se riega con modestia, que la integración se impone con la convivencia, y que la fuerza y la unión son los factores de la armonía.

Esa armonía es como el trabajo del cantero. Se hace con amor y cuidado, tal como se talla el mármol más fino, ajustando pacientemente cada borde hasta que una superficie se deslice como seda sobre la otra. El mármol abunda y siempre se puede desechar un pedazo. Lo que no se puede malgastar es la paciencia, la habilidad y la buena voluntad que posibilita esa armonía. Conocerse a sí mismo es la primera capa a pulir. Para llegar a interpretar la esencia de su espíritu, deberá despojarse no solamente de los mm:., sino también de sus prejuicios, atravesar la marana de su patrimonio espiritual y cultural.

Y esta es una tarea que no tiene fin: cuando crea haber atrapado la verdad se dará cuenta que solo ha encontrado nuevos interrogantes. Pero lo que ha logrado es elevarse, pues en cada etapa de su búsqueda, el plano de la esquiva verdad estará mas cercano a la cumbre de la sabiduría. Solamente acercarse pues la sabiduría absoluta es inalcanzable para el hombre que a pesar de todos sus esfuerzos no puede convertirse en Dios.

La esc:. de J:., simboliza precisamente el deseo de todo masón de elevarse en los planos intelectuales, morales y espirituales. Esa elevación comienza con el conocimiento de la verdad sobre el mundo que rodea al hombre. Un mundo que es como la piedra sobre la que J:. apoyó su cabeza. Un mundo que al igual que esa piedra puede convertirse en altar y servir de apoyo a la esc:. ascendente. Un mundo compuesto por elementos materiales y por fuerzas indomables.

Karl Poper define la verdad desde un punto de vista científico: "La verdad, - dice, - no se descubre, se inventa. Ella es por lo tanto, siempre verdad provisional, que dura mientras no es refutada. La verdad está en la mente humana, en la imaginación y la razón, no escondida como un tesoro en las profundidades de la materia o en el abismo estelar". Pero si nos dedicamos a buscar la Verdad desde un punto de vista filosófico, la verdad se convierte en un ente eterno, único, global y todopoderoso que, - por el contrario, - el hombre no inventa sino que gracias a su mente, su imaginación y su razón va precisamente descubriendo poco a poco, trozo a trozo.

Cualquiera sea el sentido metafísico que se le otorgue a esta búsqueda de la verdad, a este desbastar de la piedra bruta, debe coincidirse en que el simbolismo masónico es sólo un magnífico portal que nos permite entrar en un mundo nuevo y maravilloso de infinitas posibilidades. Que el ritual es un armonioso incentivo para dedicarse al estudio de la ciencia y la filosofía. Símbolos y rituales son meramente un medio para ayudar a alcanzar el objetivo de la Gran Obra: Permitirle al hombre saber cómo es, dónde está, y hacia donde va.




LA INICIACIÓN


¿Cómo conocer las aguas del vertiginoso caudal ideológico que envuelve a la Iniciación? ¿Las observamos desde la orilla? ¿Tomamos un sorbo del remanso que llega a nuestro lado? ¿Nos mojamos los pies, las manos, la cara y salimos? Ninguna de estas actitudes cumple con las intenciones de esta ceremonia: con la Iniciación el profano debe lanzarse de lleno al medio del caudal. Sentir el frío impactante del eterno misterio y la fuerza arrolladora de su irresistible corriente. Convertirse en el río mismo, transmutarse en su propia esencia. Ingresar de hecho, al ámbito del ESOTERISMO.

"Esoteriko" es la definición griega para "interior". No el simple interior físico, espacial. Sino el esencial, el espiritual. El esoterismo es un remolino, una fuerza centrípeta que nos permitirá extraer la información intrínseca en los objetos y en las interacciones del mundo físico. Pero también nos ayudará a analizar pensamientos, sentimientos, deseos, principios y actos de fe. Y al presentar frente a nosotros esos elementos, en su unicidad y desnudez primaria, nos permitirá trabajar con cada uno de ellos en forma de abstracciones. Ahora esa materia, esas fuerzas, esos. pensamientos, son ideas. Y como tales, exigen una metodología totalmente distinta a la que emplea la química, la física o la psicología en sus análisis. La metodología que los masones aplican al tratamiento de estas ideas, es la de los símbolos.

El diccionario define a los símbolos como "objetos sensibles que se toman para representar un concepto". La enseñanza simbólica que aplica la masonería tiende a la fijación de los mismos mediante la repetición pero su comprensión exige un estudio profundo de cada uno de sus elementos. Para que primero sea la mente la que capte el significado del símbolo y luego sea el corazón el que responda intuitivamente a su llamado.

Con los símbolos se corporizan los entes abstractos. Ellos conforman un verdadero lenguaje criptográfico que los masones van transmitiendo de generación en generación, formando una montaña cada vez mas alta de verdades trascendentales. Esta es la doctrina masónica. Es a ella a la que se denomina la Gran Obra, porque en la Edad Media los constructores de las grandes catedrales no ejercían su oficio como un fin en sí mismo, sino como ofrenda al Gran Arquitecto del Universo. ("Mason" en inglés o Maçon en francés = constructor, albañil). Su objetivo no era levantar bóvedas a cielo sino acercar su espíritu a la perfección.

Al igual que las Tablas de la Ley con sus dos caras: aquella que se muestra a los profanos, con las reglas básicas de comportamiento. Y la otra donde se oculta la doctrina superior, a la que solamente es posible llegar a través de incontables etapas intelectuales y de profundas vivencias del espíritu.

Ellas hacen posible el renacimiento a una vida superior. Pero no sin antes enterrar los restos de la vida profana. Y así como el Ave Fénix, volver a una nueva vida a partir de sus cenizas. Esas cenizas son el material profano del cual nacerá el Masón. Pero así como en la naturaleza nada se pierde y nada se crea, en el profano que aspira ingresar a la Orden deben exigirse tres condiciones: que sea ilustrado para que tenga la posibilidad de elegir entre el camino de la verdad y el de la sinrazón; que sea de buenas costumbres para que, - sabiendo distinguir entre el bien y el mal, - pueda luchar contra éste y seguir un recto camino en su propio beneficio y en el de los demás; y que sea libre, con lo que podrá cumplir con los dos objetivos anteriores.



Los siguientes subtítulos del capítulo
La Iniciación:
 • La Cámara de Reflexión
 • Vitriol
 • El Testamento
 • Entrar al Templo
 • La Armonía Reticular
están disponibles sólo personalmente en el e-mail del autor:
schloser@netvision.net.il


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