La hermosa labor del Com:. M:.
En las
conclusiones de su obra “La Cábala Mística”, Dion Fortune(*[*) señalaba
que “…las Esferas de los dioses en el Arbol de la Vida…””…dan la
clave de los ritos que tenían por objeto entrar en contacto con esas diferentes
fuerzas que están personificadas en los nombres de los dioses y de
equilibrarlas”, y que estos temas requieren de un “…saber detallado, que
no puede, adquirirse sino gradualmente…” y que en el caso de occidente, lo
que queda de estos ritos se encuentra en manos de la Iglesia, invocando el amor
de Dios y de la Masonería invocando el amor del hombre.
Siendo
esto así –como en efecto no existiría en principio fundamento intelectual o
intuitivo que desvirtúe lo dicho- no resulta casual que uno de los elementos
fundamentales en este Gr:. sea el amor a la humanidad, y que el signo de orden
corresponda a la ubicación del Chakra del corazón, el mismo que según informa
Arturo Powell en “El Doble Etérico” es
aquel cuyo despertar dota al hombre del poder de comprender y simpatizar y así
apreciar instintivamente los sentimientos de otras entidades astrales y hace que
la persona se de cuenta, en conciencia física, de los gozos y tristezas de los
demás.
El
amor a la humanidad constituye además el último escalón que precede el
ascenso a las puertas del templo, el mismo que en el Gr:. de Com:. es mostrado
al H:. pero que sin embargo tiene la peculiaridad de representarse con las
puertas “cerradas”.
Partiendo
de lo expuesto, podría esbozarse la idea que con el adel:. de sal:. obtenido,
se le ha otorgado las herramientas para cumplir esta empatía primero, y la
realización de este amor que es tanto objetivo cuanto a la vez un medio.
En
el Gr:. de Ap:. el iniciado se regía por la Columna B que correspode al lado
pasivo o femenino, bajo la cual debía bosquejar y desbastar su piedra tosca, es
decir que su primera labor se encontraba orientada hacia su propio interior;
mientras que en el Gr:. de Com:. al pasar a la columna J, o lado activo, su
trabajo se encamina hacia fuera, a sus semejantes y su entorno, al servicio y a
“dar”. Dar lo que probó ya había recibido y aprendido en términos de
ciencia y de virtud.
El
ideal es, en esta tarea, DAR lo que el otro ser realmente necesite, conocimiento
que le llega como recompensa al tr:. que ha demostrado haber realizado, y de
otro lado con la práctica de la virtud y premunido de los conocimientos que ha
ido interiorizando a través de la simbología. Se le abre así la posibilidad
de ser una ayuda eficiente y verdadera en la realización de la obra del
G:.A:.D:.U:. y de ser el instrumento que canalice el sentirse parte de un todo,
puesto que solo así realmente podrá entregarse en la justa medida, en el punto
de equilibrio(es así por ejemplo que cuando un ser humano siente alguna parte
de su cuerpo afectada por una dolencia, no hace otra cosa sino encaminar sus
acciones a reestablecer el bienestar de la zona afectada, en tanto que “siente
su cuerpo físico como una unidad”)
Se tiene así que el Com:. es aquel que entrega viviendo el amor a la
humanidad y vibrando con el prójimo, convencido además que –como ya señaló
Khalil Gibrán en “El Profeta”- todo aquel que merece recibir sus días y sus noches,
merece, seguramente de él lo demás, y que aquel que mereció beber el océano
de la vida, merece llenar su copa en el pequeño arroyo de esta alma que cuyo
estado es siempre la de un trabajo en progreso.
De
otro lado, representa un “medio” en tanto que, en el camino hacia la
perfección esta quinta grada es el instrumento y vía que permite continuar la
elevación hacia el Or:. y adquirir la capacidad para transitar por los
denominados “Senderos” del “Arbol de la Vida” y entrar en contacto con
cada Esfera, a través justamente de la potencialidad de comprender y
simpatizar, ser comprendido y simpático con los “dioses o planos que
constituye cada uno de estos Sephirah.
V:.
de Lima, 30 de marzo de 2004
B:.R:.L:.S:. Nº
127 “Libertad Universal”
Q:.H:.
Miguel de Pomar