¿Hacia
donde va la Masonería?
La
filosofía masónica que se centra en la esencialidad humana, está contenida en
una tradición iniciática
cuyo beneficio ha de ser el hombre. Los conservadores y transmisores de esta
tradición solo pueden ser hombres que evidencien una sincera inquietud por el
conocimiento que lleva hacia lo que nos trasciende hacia lo que hay tras las
meras apariencias físicas y mentales en este mundo, en el que vivimos, como
requisito previo a toda labor a favor del desarrollo social positivo al que los
masones se sienten llamados.
Como
toda institución multisecular, la masonería ha conocido diversas fases en su
desarrollo, tratando de adaptar su metodología elaborada de pensamientos a las
vicisitudes de la evolución social
humana, subrayando siempre la perennidad de los valores esenciales.
En
el siglo de las luces, la sociedad Europea culminó el movimiento
post-renacentista que hacía de la libre expansión de la cultura y de la
libertad, intelectual y moral como metas imperativas.
La
tradición enseña con que, quien desee practicar el arte de la construcción
debe conocer y respetar las leyes que rigen el equilibrio y la armonía, fuera
de las cuales nada duradero se puede edificar.
La
arquitectura, hija de las matemáticas, de la cosmogonía y también de la meta
física, se basa especialmente en los estudios sobre la naturaleza de los
elementos, la gravedad, la física, la mecánica, la química y la coordinación
de todo un grupo de artes. Por ello obliga a la búsqueda constante de los
principios de la creación, suscita el amor por la belleza e impulsa a la
meditación y a la disciplina del espíritu.
De
esta manera los masones se sienten siempre y de manera natural, discípulos del gran arquitecto del universo. Principio ordenador de
la energía vital de los mundos.
También
podemos deducir, el rigor para seleccionar a sus hombres, de una prudente
lentitud en la formación de sus discípulos, de una severidad indispensable en
la comprobación de su perfeccionamiento en la práctica efectiva del oficio y
del arte que ejerzan.
En
un mundo que se presenta ante el constructor como un templo concebido y
contenido por obra del gran arquitecto del universo, el trabajo es la fuente
inagotable de expansión de los valores más nobles del hombre y su vía de
realización personal, participando en el orden universal.
El
secreto de la fraternidad, por el que ha podido sobrevivir activa y sana,
creciendo en los momentos críticos de la historia, es sin duda alguna, haber
considerado el mandil de cuero de sus adeptos símbolo del trabajo emancipador,
como una distinción más antigua y más honrosa que ninguna de las inventadas
por el hombre.
La
cofradía de los constructores era una gran familia de trabajadores,
juzgados dignos de participar en las obras exclusivamente en función de sus
capacidades y méritos reconocidos.
En
1717 los fundadores de la gran logia de Londres, primera institución histórica
de la masonería del pensamiento, consideraron fundamental unir lo disperso, que
es uno de los principios herméticos que inspiran nuestro método iniciático.
La
masonería como centro de unión de quienes, de otra manera, no llegarían a
conocerse y tolerarse para trabajar unidos en bien de la sociedad humana.
La
masonería es un método perenne por los valores arquetípicos que enmarca y
promueve. El patrimonio del conocimiento que la sociedad va acumulando para que
cada uno pueda analizar y trabajar su “piedra
bruta”, en los nuevos ambientes sociales que vallan surgiendo; para que
los nuevos hitos de lo humano no impidan la larga marcha hacia el hombre
ideal.
Los
masones llaman ARTE REAL al proceso
de realización personal en que consiste la iniciación masónica. Tal proceso
personal es único en la intimidad de
cada hombre y, por ello mismo intransferible como experiencia. A nuestro juicio
este es la verdadera naturaleza del secreto masónico.
Lo
secreto, es en su dimensión filosófica algo de lado, a lo que no se puede
acceder fácilmente y que el arte real desvela gradualmente a los que buscan la
verdad
Por
otra parte saber administrar lo discernido en condiciones especiales, antes de
comunicarlo a quienes lo merezcan, y aprender a hacer del silencio una auténtica
cámara intima de reflexión, forma parte de la formación personal
indispensable del iniciado. Necesario para su estructura hacia la ASCESIS de la
humanidad hacia la belleza, la fuerza y la sabiduría universal.
Síntesis
Echar
mano a nuestros sentimientos personales para tratar de explicar lo que de otro
modo no se podría hacer. Cuando se habla de los sentimientos hablamos de las
convicciones que tras ser analizadas y sopesadas racionalmente, pasan a formar
parte del tejido anímico, de la sensibilidad de cada hombre
Palabras Clave
V:.
de Lima, 19 de febrero de 2004
B:.R:.L:.S:.
Nº 127 “Libertad Universal”
Q:.H:.